Así, en Las Condes, donde hace un mes rige una ordenanza municipal que prohíbe a vecinos y empresas regar entre las 10:00 y 18:00 horas (con 14 infracciones ya cursadas), se optó por reemplazar el césped de distintos puntos estratégicos por especies vegetales que impliquen menor consumo de agua.
En ese sentido, aseguran que quieren crear ‘jardines mediterráneos’, que ya se están instalando en lugares como el nuevo parque Cerro Colorado, la avenida Fleming (desde Padre Hurtado al oriente) y la rotonda Atenas.
Esta última ya luce piedras, además de 69 olivos (un árbol que ya en 1560 estaba en el país) y 800 lavandas. Ambas especies también fueron elegidas porque atraen a las abejas.
Y aseguran que, por ejemplo, se descartó usar pasto sintético —como hay en otras partes de la comuna—, pues ‘las condiciones que se pierden al reemplazar un área verde natural por pasto sintético incluyen el efecto en la temperatura ambiental del entorno, la que se eleva considerablemente, aumentando el calentamiento de la ciudad, eliminando la vida de microorganismos e insectos del suelo, así como su efecto en los insectos, entre otros’.
Desde el municipio añaden que, entre las medidas que se están implementando, también está un sistema de telegestión que identificará pérdidas de agua y permitirá conocer la humedad del suelo.
Respecto del Parque Araucano, donde se aprecian varias zonas con el pasto color amarillo, comentan que actualmente cuenta con un gel que retiene el agua, lo que permite reducir el riego en un 50%.
Menos agua para el riego
Otra comuna que ha implementado este tipo de medidas es Providencia, que desde 2018 ha puesto en marcha jardines sustentables, además de establecer una ordenanza que regula el horario de riego, y el uso de tecnologías para el riego de espacios, como parques y plazas.
La alcaldesa (s) Carol Vargas detalla que con estas y otras medidas, ‘se disminuyó el consumo de agua en casi un 11%, ya que el 2018 se ocuparon en todas las áreas verdes de la comuna un total de 780 mil metros cúbicos de agua, mientras que en 2021 se utilizaron 700 mil metros cúbicos’.
En avenida Pocuro, por ejemplo, ya se eliminaron más de 6 mil metros cuadrados de pasto, y se reemplazará por plantas sustentables, muchas de ellas nativas.Entre las especies que están contemplando se encuentran los iris, salvia, además del quillay.
Vargas acota que ‘la instalación de pasto sintético nunca estuvo en mente, ya que en Providencia tenemos una ordenanza que prohíbe la instalación de este tipo de decoración, ya que elimina la microbiología y los nutrientes de los suelos existentes y aumenta la temperatura’.
En esa línea, el Parque Metropolitano de Santiago anunció hace algunas semanas que reemplazaría 50 mil metros cuadrados de pasto ornamental en toda la red de parques, por especies de bajo consumo hídrico, permitiéndoles ahorrar más de 300 mil litros de agua en cada ciclo de riego. Se espera que la primera etapa termine este mes.
Jadille Mussa, ecóloga y académica de la U. Central, considera que ‘las medidas son absolutamente atingentes, (aunque) como siempre, uno espera que hubieran sido mucho antes’.
Asimismo, asegura que esta es una oportunidad para impulsar especies nativas, debido a que ‘son más tolerantes a la sequía. Hay especies del norte que toleran mucho mejor este tipo de suelos que se van secando, porque hoy no solo existe menos precipitación, sino que los suelos también van perdiendo la materia orgánica’.
Agrega que si una zona se ve seca, ‘no quiere decir que esté muerta. Más que olvidarnos del pasto verde, es poner pasto para regarlo en los lugares donde, por ejemplo, no sea lugar de belleza, sino de uso de las personas’.
La experiencia internacional
Pablo García-Chevesich, hidrólogo y miembro del Programa Hidrológico Intergubernamental de la Unesco, indica que ‘muchas ciudades alrededor del mundo están enfrentando problemas serios de abastecimiento de agua, sobre todo aquellas que siempre han tenido abundancia de agua, como es el caso de Santiago, en donde pese a más de una década de advertencias, se sigue derrochando el recurso como si fuese ilimitado’.
En ese sentido, añade que ‘la mayor parte del derroche se va en los jardines; basta mirar los verdes prados en casas de algunas comunas para darse cuenta de que no es sustentable, y que el ‘día cero’ se nos avecina’.
A pesar de todo, expone que ‘se puede aprender mucho de la experiencia internacional, tomando el clásico ejemplo de la ciudad de Tucson (Arizona, Estados Unidos), en donde se solucionó este tema en la década de 1970’.
Explica que allí ‘se educó a la gente, sobre todo a los niños, en cuidar el agua, y el césped simplemente desapareció de las casas y fue reemplazado por ‘xerojardines’, es decir, jardines que se ven hermosos, pero que prácticamente no consumen agua, pues se basan en rocas y gravilla de distintos colores, en combinación con especies arbóreas y arbustivas de bajo consumo’.
En cuanto a las áreas verdes públicas (parques y plazas), resalta que ‘no se eliminaron, pues se consideran una necesidad para la psicología de las personas. Sin embargo, se riegan exclusivamente con aguas de alcantarillado tratadas’.