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Junta de Vigilancia señala que el mayor punto de discordia son los criterios de distribución propuestos por los diferentes actores, junto a discrepancias sobre los horarios de restricción.

El acuerdo entre regantes del río Aconcagua y la Dirección General de Aguas (DGA) para definir el plan de distribución de suministro para la Región de Valparaíso durante la próxima temporada de verano está en su etapa final. Y hasta el momento, todo indica que será este último organismo del Ministerio de Obras Públicas quien deberá actuar interviniendo el caudal que abastece a más de un millón de habitantes de la zona.

La Junta de Vigilancia de la Tercera Sección del río Aconcagua tenía plazo hasta las 23:59 horas del martes para suscribir la propuesta establecida por las secciones Primera y Segunda para asegurar el llenado del embalse Los Aromos, pero finalmente no lo hizo. De esta manera, el documento fue presentado oficialmente a la DGA solo con el respaldo de estos últimos dos actores de la cuenca, lo que en la práctica implica una mayor posibilidad de intervención estatal al no contar con un acuerdo aprobado por todos los regantes.

Y pese a que existe una mínima posibilidad de revertir esta situación -en caso que la DGA otorgue un plazo extra a las juntas para lograr un acuerdo final- el panorama en cuanto a las reales opciones de diálogo se ve complejo.

Fuentes ligadas a las juntas señalaron que, pese a las extensas jornadas de discusión desarrolladas la semana pasada, fue imposible llegar a un consenso en torno a una serie de puntos. Entre las principales diferencias figura el horario de distribución de las aguas: por una parte, las juntas de la Primera y Segunda Sección proponen regular sus compuertas durante 132 horas en la semana y 36 horas durante los días sábados y lunes, pero, por otro lado, la Tercera Sección dice que lo correcto es cerrar las compuertas por 112 horas semanales y 56 horas durante el fin de semana.

Además, este último actor sugiere extender dicho plan por un año tras finalizar el período acordado, lo cual difiere de lo planteado por las otras dos juntas que indican que esta distribución debe mantenerse solo hasta que se cumpla el objetivo de llenar el Embalse Los Aromos.

Pero el principal punto de tope es más difícil de solucionar ya que tiene relación no solo con la forma, sino también con el trasfondo que de la repartición de los caudales.

Criterios de distribución

Para Alfonso Rozas, director de la Junta de Vigilancia de la Tercera Sección del río Aconcagua, el mayor punto de discrepancia tiene que ver con los criterios de distribución de las aguas. En la propuesta entregada a fines de mayo a la DGA -la cual no fue acogida- esos regantes proponen ajustar este plan al Dictamen N°210030 de la Contraloría General de la República, que instruyó que ‘la redistribución de las aguas debe adoptarse en función de la disponibilidad total del cauce respectivo y de los derechos de aprovechamiento de todos sus usuarios, a pesar de que el río se encuentre seccionado’. Esto, de modo que la lógica de distribución debería ser equitativa, es decir, con un aporte de 33,3% de cada sección.

En cambio, en el plan entregado este martes, la Primera y Segunda Sección decidieron guiarse por el nuevo Código de Aguas al considerar la ‘disponibilidad total de la cuenca’, es decir, tanto los recursos superficiales como subterráneos. Y justamente en este punto radica el problema, pues según comenta Rozas, la obtención de los recursos subterráneos no es fácil de lograr.

En lo que respecta a los próximos pasos, sostiene que pese a que ‘existe voluntad’ en las juntas, ‘lamentablemente va a tener que actuar el Estado, ya que en el fondo, el tema es la distribución equitativa del agua a lo largo de la cuenca, y hoy no veo un acuerdo, es imposible’.

Hasta el momento, la DGA no se ha pronunciado sobre una extensión del plazo.

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