Magazine/AFP
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“Realmente no hay dónde esconderse”: Scarlett Johansson, actriz heroína de la saga “Los Vengadores”, reflexiona sobre su música, la revolución del Time’s Up y el derrumbe del productor Harvey Weinstein en una entrevista con la AFP. “Es bastante sorprendente ver los resultados de todo esto. Es todo muy nuevo”, asegura.

A los 33 años, ya ha pasado más de dos décadas en la industria del cine. Se dice que exige la misma paga que sus colegas hombres. Ha sido modelo, defiende a la ONG de planificación familiar Planned Parenthood y fue una de las oradoras de la famosa Marcha de las Mujeres de enero de 2017.

También es madre y cuando no está haciendo nada de todo esto, canta sobre los efectos de una fallida relación en su última colaboración con el cantante y compositor Pete Yorn, casi diez años después de su primera unión para el álbum “Break Up” inspirado en los duetos de Serge Gainsbourg y Brigitte Bardot.

“Ha sido realmente impresionante”, dice la actriz al evocar la caída en desgracia de Weinstein -acusado de violaciones y abusos sexuales-, la revolución provocada por el #MeToo y la creación del movimiento Time’s Up. Viste un jean claro de cintura alta y una blusa color crema, y luce una tez de porcelana y unos pómulos marcados que son para morirse de envidia.

“He estado mucho tiempo en la industria cinematográfica, pienso que estas conversaciones son realmente muy importantes y revolucionarias”, afirma.

“Es loco todo lo que ha pasado”, dice. “Tengo una hija pequeña, que tiene dos años y medio, y estoy como, qué bien, crecerá en un mundo donde las cosas están un poquito mejor, un poquito menos sórdidas”.

Johansson no se ha unido por ahora a la lista de actores que se han distanciado de Woody Allen por acusaciones no probadas de que toqueteó a su hija adoptada Dylan cuando ésta tenía siete años, hace un cuarto de siglo.

Pero si bien eso la tornó blanco de acusaciones de hipocresía, este mes saltó públicamente en defensa de la exesposa de Harvey Weinstein, Georgina Chapman, una famosa diseñadora que para muchos quedaría en la ruina debido a los presuntos crímenes sexuales de su marido. “Me parece inhumano hacer a alguien responsable de las acciones de su pareja”, explica Johansson. “Uno siente que eso está extremadamente, profundamente errado”.

Por eso vistió un espectacular vestido sin breteles de gasa en degradé de rosa pálido a vino tinto de Marchesa, la marca de Chapman, para la gala del Museo Metropolitano de Nueva York, la fiesta más cotizada del año en esta ciudad, que atrae a cientos de celebridades. “Simplemente quería algo que fuese hermoso y mi idea de lo celestial y romántico”.

© Agence France-Presse

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