No solo juguetes, vestuario o artículos electrónicos pueden ser una opción de regalo navideño. El libro es también esencial para el desarrollo de nuestra cultura.
Es el caso de “El niño que quería atrapar el viento”, un cuento existencialista ilustrado que sirve para hablar con niños/as sobre la muerte. Trata sobre un pequeño que ve interrumpida su cotidianidad por la pérdida de un ser querido. El cuento usa la metáfora de los cambios de estado de la materia para conceptualizar la muerte como un paso de lo material a lo espiritual.
Editado por Penguin Random House a través del sello Alfaguara, este libro puede ser usado/leído especialmente para personas en procesos de duelo, niños y adultos.
Es recomendado desde los siete años en adelante por la cantidad de texto. Ya está siendo usado en colegios y consultas de psicólogos y psiquiatras. Además fue seleccionado para ser repartido en todas las bibliotecas de liceos de Chile. Por otro lado, este año el Consejo Nacional de TV (CNTV) lo adaptó como animación para uno de los capítulos de su serie “¿Me cuentas otro cuento?”.
“Creo que en estos tiempos de pandemia que la amenaza de la muerte ha estado presente todo el tiempo en los medios, es importante contar con herramientas para abordar el tema con niños/as”, sostuvo el autor del libro, Walter Kühne Covarrubias, psicólogo clínico de la Universidad de Chile.
“El niño que quería atrapar el viento” es un cuento infantil de corte poético que plantea interrogantes en torno al paso del tiempo, los sentimientos y la muerte.
Es un cuento que tiene tres personajes: el niño Nicolás, su padre y el perro Roberto. La historia se inicia con la descripción de un niño que amaba el viento. El niño imaginaba “que él era viento para mover las copas de los árboles, mojar sus manos en las nubes, volar, hacer remolinos de hojas en otoño”.
El cuento se mueve en tres planos: real, imaginario y onírico y oscila entre el mundo fantasioso del niño y el real encarnado por su padre. El niño quiere comprender lo intangible como el viento, la tristeza, el tiempo o la muerte. Las explicaciones del padre lo ayudan a entender lo incomprensible y a aceptar el misterio de lo que nos rodea. El cuento no tapa lo imaginario sino que lo integra al mundo real. A través de experiencias de vida y de observación del mundo que lo rodea, el niño adquiere madurez en la estrecha relación con su padre.