Captura El Confidencial
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Los españoles acudían a las urnas este domingo por cuarta vez en cuatro años, en un ambiente crispado por el bloqueo político crónico y una crisis catalana que ha alimentado a la extrema derecha de Vox.

Seis meses después de las legislativas de abril, que ganó sin mayoría absoluta, el presidente del gobierno, el socialista Pedro Sánchez, volvió a pedir la confianza de los 37 millones de electores para poner fin a cuatro años de inestabilidad.

Tras votar en Pozuelo, noroeste de Madrid, Sánchez animó “a todos los ciudadanos a votar [para] que a partir del día de mañana podamos tener la estabilidad necesaria para poder formar gobierno y poder poner a España en marcha”.

Sin embargo, los sondeos apuntan a que volverá a ganar pero lejos de una mayoría absoluta en el Parlamento, necesitando de los apoyos de otros partidos para ser investido y luego sacar adelante las leyes.

A las 17H00 GMT, dos horas antes del cierre de los colegios, la participación era de 56,86%, casi 4 puntos menos que en las elecciones de abril a la misma hora, según cifras oficiales. Los resultados representativos se esperan hacia sobre las 21h00 GMT.

En esta jornada electoral, el conservador Partido Popular (PP) espera recuperarse del descalabro de abril (66 escaños, su peor resultado), y la gran sorpresa sería la extrema derecha de Vox, que podría erigirse como tercer grupo parlamentario, duplicando los 24 asientos actuales.

En un ambiente de fragmentación y polarización creciente, las encuestas no le dan mayoría ni a las derechas (PP, Ciudadanos y Vox) ni a las izquierdas (PSOE, Podemos y su escisión Más País), y sus líderes no han aclarado cómo piensan resolver el bloqueo.

“He votado a la derecha, porque las cosas más importantes son la unidad de España y (garantizar) las pensiones”, indicó a la AFP Rafael García, de 84 años, en el madrileño barrio de Hortaleza, donde muchas ventanas están adornadas con banderas españolas.

Agence France-Presse

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