Captura Getty Images
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La movilización social contra la reforma de las pensiones entró en su segunda semana en Francia y podría prolongarse hasta Navidad pese a numerosos llamados al “diálogo” del gobierno.

Lejos de calmar los ánimos, el proyecto que presentó el miércoles el primer ministro Edouard Philippe ha suscitado la oposición frontal de todos los sindicatos, incluso de aquellos que apoyaban hasta entonces el principio de la reforma, que han pedido que la huelga y las protestas aumenten y se extiendan.

Es una reforma de refundación antes que nada“, declaró este viernes el presidente de Francia, Emmanuel Macron, evocando un proyecto “histórico para el país”, en respuesta a las preguntas insistentes durante una conferencia de prensa en Bruselas.

“La única solución es trabajar un poco más de tiempo (…), como ocurre en el resto de Europa”, agregó el mandatario.

Este viernes, en las carreteras y en los transportes públicos, el tráfico seguía fuertemente perturbado, especialmente en la región parisina, donde nueve líneas de metro permanecían cerradas y más de la mitad de las líneas de autobuses no circulaba.

Entre atascos y transportes abarrotados, los parisinos estaban cada vez más cansados.

“¡Camino 10 km por día en estos momentos!”, se lamentaba Alain, que trabaja en el centro de la capital. “Se necesita buen calzado… porque esto va a durar”.

En Drancy, un suburbio en el noreste de París, Romain Makonda, de 36 años, se queja de las horas que pierde en los trayectos para ir a trabajar. Se levanta a las 5H “para estar en el trabajo a las 8H”, y aún así, llega tarde. “No he empezado mi jornada y ya estoy cansado. Es duro”, comenta.

El movimiento social parecía sin embargo reducirse, con una tasa de huelguistas en la SNCF de 13,3% (55,6% el 5 de diciembre, el primer día del conflicto), según la dirección.

El viernes, la expedición de productos de refinerías estaba perturbada ya que cuatro de las ocho plantas existentes en el país se vieron afectadas por el paro, según la CGT.

Los franceses están divididos sobre la reforma, según un sondeo. El 50% se dice favorable y el 49% está en contra. 

La jubilación es un tema sensible en Francia ya que la población defiende con uñas y dientes uno de los sistemas más generosos del mundo. Y el contexto ya está tenso en el país, con el surgimiento hace un año de los “chalecos amarillos”, pero también con el descontento generalizado en hospitales o la policía.

Agence France-Presse

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