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Agencia Uno
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El pasado 8 de agosto, una niña de diez años ingresó a un hospital de la ciudad São Mateus junto a su tía. La familiar indicó que la menor podría estar embarazada. Tras confirmar la sospecha, la pequeña reconoció que un tío la violaba desde los seis años. 

El caso alcanzó gran repercusión no solo en el Estado de Espírito Santo, sino en todo Brasil. El país sudamericano se polarizó en torno a la posibilidad de que la menor interrumpiera su embarazo, un derecho garantizado por ley en este tipo de casos.

El Tribunal de Justicia de Espírito Santo autorizó el procedimiento. Sin embargo, la víctima enfrentó un proceso lleno de complicaciones. Ningún hospital local accedió a realizar la intervención argumentando problemas “técnicos”.

Tras la negativa de los servicios médicos de su ciudad, la menor viajó más de 1.500 kilómetros hasta Recife para ingresar al Centro Integrado de Salud Amaury de Medeiros (CISAM).

Los problemas seguían. La niña fue acosada por grupos conservadores que se oponían a la interrupción del embarazo. La propia Ministra de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos, Damares Alves, lamentó la decisión de la justicia que autorizó el procedimiento.

Alves es pastora evangélica y hace algún tiempo declaró que “a las niñas las violan porque no llevan calzones”. La ministra envió un grupo de emisarios hasta São Mateus, aumentando la popularidad del caso, a pesar de que la familia de la víctima había pedido el resguardo de su privacidad.

La extremista de derecha, Sara Giromini, difundió el nombre de la niña y la dirección del hospital, violando el Estatuto del Niño y del Adolescente brasileño. Decenas de fanáticos religiosos se acercaron al recinto médico para enfrentar al director de la institución, Olympio Moraes Filho, gritándole “asesino”.  Ayer, los tribunales locales ordenaron eliminar de las redes sociales los datos difundidos.

Finalmente, la menor fue escoltada desde el aeropuerto hasta el recinto asistencial, al que ingresó por una puerta trasera. Ayer se realizó la interrupción de su embarazo y por ahora continúa acompañada de su abuela.

La madre de la niña abandonó a su hija. El padre está en la cárcel y el tío que la violó es un exrecluso que sigue siendo buscado por la Policía local. 

Según datos de las autoridades locales, el 2018 un total de 21.172 niñas de entre 10 y 14 años fueron madres en Brasil. El mismo registro agrega que ese año se registraron más de 66 mil violaciones, más de la mitad fueron niñas menores de 13 años. Además, cada una hora, cuatro niñas brasileñas de hasta 13 años son violadas, según consigna el Anuario Brasileño de Seguridad Pública.

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