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Durante este miércoles en Indiana, Estados Unidos, se ejecutó a nivel federal por primera vez en siete décadas a una mujer. Lisa Montgomery, de 52 años, era la única prisionera en el “corredor de la muerte” y arrastraba una condena desde 2007 por matar a una joven embaraza en 2004 y extraer al bebé de esta (momentos después el lactante fue recuperado).

La muerte de la convicta fue mediante el método de inyección letal en el complejo penitenciario de Terre Haute, donde habría renunciado a sus últimas palabras con un escueto “no” cuando le preguntaron si quería decir algo.

De acuerdo a los comentarios de los abogados, los actos de Montgomery están estrechamente ligados a una enfermedad mental producida por los reiterados abusos sexuales que recibió en su infancia.

El deceso fue presenciado por un grupo de periodistas, los cuales certificaron el fallecimiento de esta a las 1:30 horas de Indiana.

La abogada Kelly Henry expresó sus críticas hacia la condena capital. “Nuestra Constitución prohíbe la ejecución de una persona que no pueda comprender racionalmente esa ejecución (…) La administración actual lo sabe. Y la mataron de todos modos”, dijo. “Deberían sentir vergüenza”, complementó la penalista.

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