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Brasil, epicentro global de la pandemia del coronavirus, teme a la falta de oxígeno y medicamentos en unas Unidades de Cuidado Intensivo (UCI) que están al límite, mientras espera la llegada del primer lote de vacunas del programa internacional Covax, prevista para este domingo.

Los gobernadores regionales han alertado sobre la posibilidad de que ocurra un “colapso dentro del colapso” que ya vive el sistema público de salud, como consecuencia de la explosión de contagios que ha golpeado a todo el país al mismo tiempo.

¿El motivo? La escasez, detectada en algunas zonas de Brasil, de sustancias que se usan para los pacientes con cuadros graves de covid-19. Es lo que se conoce como el “kit de intubación”, que incluye oxígeno, analgésicos, sedativos y bloqueadores neuromusculares, entre otros medicamentos.

El problema radica en la saturación cada vez mayor de los hospitales. Las UCI de 25 de los 27 estados brasileños están con un índice de ocupación igual o superior al 80 % -en 15 estados ya están al 90 %-, lo que ha provocado que empiecen a escasear estos insumos médicos de vital importancia.

Brasil acumula hasta la fecha acumula cerca de 12 millones de positivos y 293.000 muertes por covid-19, según datos oficiales.

En los últimos cinco días ha sumado más de 2.400 fallecidos diarios asociados a la enfermedad y las previsiones para las próximas semanas no apuntan a una mejoría, más bien lo contrario.

Esta semana, el Frente Nacional de Alcaldes, que agrupa a los dirigentes municipales brasileños, advirtió que en al menos 76 ciudades las reservas de oxígeno están cerca de agotarse.

La Fiscalía General alertó también al Ministerio de Salud de que los estados amazónicos de Acre y Rondonia, en el norte, pueden empezar a sufrir desabastecimiento a partir del miércoles de la semana entrante.

Ese temor se hizo realidad en enero pasado en el estado de Amazonas. Allí se estima que al menos 50 personas murieron asfixiadas por falta oxígeno, según la Fiscalía, que abrió una investigación por la presunta “omisión” en esa crisis del ministro de Salud saliente, Eduardo Pazuello.

En otros puntos del país, con una mejor estructura sanitaria, a priori, también ha habido problemas con el suministro de oxígeno.

En Sao Paulo, la ciudad brasileña más golpeada en números absolutos, con casi 600.000 positivos y más de 20.000 muertes, una decena de pacientes fueron transferidos este fin de semana a otro hospital debido a un retraso en la entrega de cilindros de oxígeno por parte de la empresa responsable.

Con todo, la campaña de vacunación continúa a un ritmo lento en este país de tamaño continental, con 212 millones de habitantes y que siempre fue un ejemplo en culminar con éxito sus programas de inmunización.

Las vacunas contra la covid-19 empezaron a aplicarse a mediados de enero y hasta el momento han recibido la primera dosis un 5,5 % de la población, y la segunda apenas un 2 %.

Este domingo está previsto que llegue al aeropuerto internacional de Guarulhos, en Sao Paulo, el primer lote de vacunas del programa internacional Covax. Serán un millón de dosis del fármaco AstraZeneca y la Universidad de Oxford, producidas por un laboratorio surcoreano.

Antes de que finalice marzo se espera también que llegue otro cargamento con dos millones de dosis más del mismo fabricante.

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