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La ONG Iran Human Rights ha cifrado ya en 185 los fallecidos, entre ellos 19 niños, por la represión de las fuerzas afines a las autoridades iraníes de las protestas en el país por la muerte bajo custodia de la joven kurdo-iraní Mahsa Amini.

En la misma línea, la organización ha denunciado en las últimas horas el asesinato de una manifestante de 16 años a golpes por parte de las fuerzas de seguridad.

Casi la mitad de los fallecidos fueron identificados en la localidad de Zahedán, en la provincia de Sistán y Baluchistán, donde 90 personas perdieron la vida durante una marcha celebrada el 30 de septiembre para protestar por la violación de una niña baluchí de 15 años por parte del jefe de la Policía de Chabaha.

A las víctimas de Zahedán hay que sumar otros 27 muertos en la provinicia de Mazandaran, 12 en Gilan, 12 en Azerbaiyán Occidental, 8 en Kurdistán, 8 en Teherán, 7 en Kermanshah, 5 en Alborz, tres en Jorasán-Razavi, dos en Kohgiluye, Isfahán, Zanjan, Qazvin y Azerbaiyán Occidental, y una en Semnan, Ilam y Bushehr.

“Después de revisar las pruebas y hablar con testigos presenciales y fuentes cercanas, Iran Human Rights confirma que la joven ha sido víctima de un asesinato llevado a cabo por las fuerzas de seguridad del Estado“, denuncia la ONG, antes de acusar a los elementos próximos al Gobierno iraní de intentar encubrir su muerte como un suicidio.

Iran Human Rights también pide a la comunidad internacional que investigue la muerte de otra manifestante, Nika Shakarami, de 17 años, tras rechazar la versión oficial de que se había caído de un edificio durante las protestas.

Fuentes familiares que pudieron ver el cadáver, no obstante, cuentan con un certificado de defunción que especifica como causa de la muerte “múltiples golpes por un objeto contundente”, de acuerdo con la ONG.

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