HANS SCOTT / AGENCIAUNO
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El arzobispo de Malta, Charles Scicluna y el sacerdote Jordi Bertomeu, sostuvieron este viernes un encuentro con el clero osornino, siendo ésta una de las citas más complejas en el marco de la misión pastoral encomendada por el papa Francisco.

Dada la enorme división que sostiene la diócesis, los enviados por el Vaticano fueron testigos de las fricciones existentes entre los religiosos de Osorno, reconociendo algunos -incluso- que no han tenido contacto directo en más de un año, toda vez que muchas comunidades parroquiales se enfrentaron en pro y en contra del ya renunciado obispo Juan Barros.

Al concluir la reunión, en la que participaron más de 40 sacerdotes, Scicluna expresó su gratitud “a todos los presbíteros, los diáconos permanentes, por la confianza, el coraje y la franqueza, el modo directo de hablar por el bien de la Iglesia”.

Además, afirmó, en vista del escenario que se vive en la capital provincial, que “hay divisiones en todas las familias, pero hay la buena voluntad de empezar una nueva página de la historia de la diócesis de Osorno y de trabajar juntos por todo el pueblo cristiano de Osorno”.

Asimismo, y refiriéndose a los casos de abuso sexual presentados en la ciudad de la Región de Los Lagos, el arzobispo de Malta sostuvo que “investigar es un deber de justicia, y necesitamos hacer justicias con las víctimas”.

Más tarde, el párroco de la comunidad San Rosa de Lima, Américo Vidal, dando cuenta de las diferencias existentes entre sus pares de la diócesis, destacó que en el encuentro realizado en Casa Betania, en la histórica población Maximiliano Kolbe, “por lo menos nos dimos la paz, un salud, porque este es un proceso largo. Este es un proceso que no es de decir que con una misa vamos a arreglar todo. Esto significa también entrar en una introspección”.

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