Agencia Uno
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El alcalde de Santiago, Felipe Alessandri, reconoció que en febrero hubo menos marchas de las que se pronosticaban, pero de todas formas muy violentas. Si embargo, las manifestaciones no han sido el único foco de problema para la comuna, sino que también las actividades relaciones, como el comercio ambulante.

En entrevista con “La Mañana Interactiva” de Agricultura, la autoridad comunal empatizó “con los vecinos del eje Alameda, San Borja, Ramón Corvalán, Eyzaguirre, Carabineos de Chile, que se han visto todos los días afectados, porque no es solo los viernes. Tanto así que el Museo Violeta Parra es el ejemplo más palpable, lo han incendiario 2, 3 ó 4 veces. Anoche nuevamente hubo un rebrote“.

Sobre el actuar de Carabineros, Alessandri dijo que “en estos cuatro meses los protocolos no han dado resultados. Tenemos la iglesia de Carabineros de Chile quemada, a una cuadra la otra iglesia también vandalizada, la embajada de Argentina, los restoranes, hostales, las veredas están picadas. Tenemos personas que han sido detenidas con cincel y martillo rompiendo veredas. No nos queda ni un contenedor de basura, las cámara de seguridad para qué decir”.

Con respecto a los vendedores ambulantes, los calificó como un “estallido del comercio ilegal”. “Eso está afectando seriamente a los vecinos, porque se retiran, dejan el entorno muy sucio, se generan peleas, incluso hay tráfico de droga y esos ambulantes ilegales, que mayoritariamente son inmigrantes, que tienen su situación irregular en el país, por tanto no podemos regularizarla. Me encantaría darle un espacio para que se instalen, entonces es imposible”.

El tema, dice, ha sido complejo, “recuperar la autoridad va a costar mucho”. “Cuando les decimos ‘vayan a la seremi de salud a sacar su permiso, saque su autorización para conectar su balón de gas, díganos qué quiere vender’ no regresan, porque ellos están en una situación migratoria que no está en regla, no tienen RUT. Alguien sin RUT en Chile es muy difícil poder hacerlos partícipes de cualquier programa municipal o gubernamental. Lo instamos a que lo hagan, pero la tasa de respuesta es muy baja“.

Añade que “prefieren seguir ilegales, porque la calle es muy rentable. Una persona que vende anticuchos, arepas o lo que sea, puede estar llevándose de utilidad $100 mil podía y, ciertamente, que eso lo hace muy rentable. Pero vamos a seguir con Carabineros y la Municipalidad haciendo operativos”.

“El mejor remedio para eso es que la gente no les compre, porque si no hay demanda, finalmente, se terminan retirando”, aconsejó.

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