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La Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, alertó este viernes que la pandemia del COVID-19, junto a los desafíos medioambientales, representa una “amenaza crítica” para los pueblos indígenas.

Así lo ha hecho en su declaración para conmemorar el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, que se celebra este domingo, donde denunció que estas comunidades, habitualmente ubicadas en lugares remotos, se enfrentan a dificultades como un acceso inadecuado a los servicios de salud, agua potable y saneamiento básico en los casi 90 países donde habitan.

Según los datos de la ONU, más de 70.000 indígenas se han contagiado de COVID-19 en América. De ellos, 23.000 viven en los 190 pueblos originarios de la cuenca del Amazonas, donde se han registrado más de mil fallecimientos por la enfermedad.

En este sentido, Bachelet enfatizó que “su estilo de vida comunitario puede incrementar la probabilidad de contagio”, pero defendió como “ejemplos inspiradores” algunas de las medidas “basadas en su fuerte organización interna para limitar la propagación del virus y reducir sus impactos”.

Sin embargo, los indígenas que habitan en zonas urbanas “usualmente sufren pobreza multidimensional y las afectaciones se agravan por la severa discriminación, que incluye el acceso a la salud”, lamentó.

De forma paralela, recalcó que las comunidades indígenas que viven en condiciones de aislamiento voluntario pueden tener poca inmunidad a la infección del virus, lo que crea situaciones de riesgo.

Por último, Bachelet aludió a la vulnerabilidad de los pueblos indígenas expulsados de sus tierras, un abuso que afecta especialmente a los que viven en territorios transfronterizos.

 

Agencia UNO. 

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