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Agencia Uno
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El Presidente de la República, Sebastián Piñera, entregó un significativo mensaje al final de su última Cuenta Pública realizada desde el Congreso Nacional y llevada a cabo con diversas medidas preventivas debido a la crisis sanitaria.

“Desde marzo del año pasado hemos vivido 15 meses conviviendo con la adversidad. En tiempos difíciles los pesimistas se lamentan, los optimistas esperan que pasen. Pero no basta con lamentarse ni con esperar. Debemos actuar. No es primera vez que nos toca enfrentar tiempos difíciles y la historia nos ha enseñado muchas lecciones que hoy es bueno recordar”, expresó.

“Como el valor de la unidad, porque una casa dividida no puede prevalecer. El valor de la amistad cívica y la colaboración de buena voluntad, especialmente entre los que pensamos distinto. El valor de reconocer el mérito, el esfuerzo y el trabajo bien hecho. La importancia de condenar sin ninguna duda ni debilidad la violencia. El valor de la responsabilidad en las políticas públicas”, agregó el Mandatario.

“La demagogia, el populismo, las falsas promesas, pueden alcanzar popularidad en el corto plazo, pero generan siempre frustraciones, dolores y pobreza a corto andar. El valor de los derechos humanos de todos, en todo tiempo lugar en circunstancia, y de promover permanentemente una cultura de respeto por esos derechos”, continuó.

El valor de la democracia y del respeto al Estado de Derecho en que esta se sustenta. Estado de Derecho que está para protegernos a todos y muy especialmente, a los más débiles, y sin el cual termina siempre imponiéndose el más fuerte”, sostuvo.

Según el Presidente, “la historia nos muestra que estos valores nunca están garantizados. En consecuencia, su defensa y promoción es una tarea que debemos asumir como una misión permanente”.

“Y el valor de la familia y la comunidad, donde nacemos, recibimos cariño, nos formamos, crecemos y encontramos ese espacio de amor sin condiciones ni límites, sin el cual la vida sería muy difícil de vivir. Los Chilenos reconocemos a las familias, en sus distintas formas, como nuestra principal fuente de alegría y satisfacciones”, complementó.

“Sin embargo, y por múltiples razones, la familia en Chile se está debilitando y es urgente y necesario tomar conciencia de este debilitamiento y orientar las políticas públicas hacia fortalecer y no remplazar a las familias”, manifestó el Jefe de Estado.

En este sentido, reconoció que “ser Presidente ha sido el mayor honor de mi vida y también una gran responsabilidad, que han traído consigo alegrías y satisfacciones, pero también sacrificios y frustraciones. Un Presidente debe escuchar a mucha gente y tomar muchas decisiones, con aciertos y errores, y buscando siempre el bien común. La mayoría de estas decisiones son muy difíciles, porque afectan la vida de millones de personas. Muchas de estas decisiones son muy solitarias porque se toman en la más profunda y silenciosa soledad de la propia conciencia. Que más querría un Presidente que acoger todas las peticiones de la ciudadanía. Pero un Presidente debe actuar siempre con sensibilidad y empatía con las necesidades, pero también con responsabilidad y lealtad con el futuro y los que deberán asumir las consecuencias de esas decisiones”.

“Durante los más de 30 años que he participado en la política y la vida pública, he recorrido innumerables veces nuestro territorio, llegando a cada una de las comunas y rincones de Chile y visitando miles de hogares”, destacó.

Finalmente declaró que “en estos recorridos he aprendido a conocer el alma y el temple, y a valorar las virtudes y fortalezas del pueblo de Chile. Por eso tengo la más absoluta convicción que, como siempre lo hemos hecho en tiempos difíciles, con unidad, colaboración, solidaridad y esperanza, y con la ayuda de Dios, dejaremos atrás estos tiempos oscuros, volveremos a ver brillar el sol, nos reencontraremos y abrazaremos a  nuestros seres queridos, reemprenderemos nuestros proyectos y sueños, y haremos realidad la gran misión de nuestra generación: hacer de Chile un país más libre, hacer de Chile un país más justo, hacer de Chile un país de oportunidades, y por sobre todo, hacer de Chile, más allá de nuestras legítimas diferencias, un país trate a todos con dignidad. Un país de ciudadanos, amigos y hermanos”.

“Que Dios bendiga a Chile y a todos los chilenos”, cerró.

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