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Minagri
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La ministra de Agricultura, María Emilia Undurraga, fue testigo de cómo, tras casi una década, el proyecto Pampa Concordia logró el anhelo de levantar agricultura en pleno desierto, obra de 27 agricultores -15 de ellos usuarios de Indap- que a través de la conformación de la Cooperativa Pampa Concordia han experimentado exitosamente con cultivos de hortalizas y frutales desde el año 2019.

La ministra, acompañada del delegado presidencial regional, Roberto Erpel, del director nacional del INIA, Pedro Bustos, del delegado provincial de Parinacota, Mario Salgado, del seremi de Agricultura Jorge Heiden y otros actores regionales, enfatizó en el desafío hídrico que representa la iniciativa, la que ha sido posible mayoritariamente gracias al riego tecnificado. 

Hoy estamos en una situación de sequía en gran parte del país, pero las regiones del norte de Chile han convivido con la sequía de forma ancestral, por eso, tenemos mucho que aprender acá y justamente el proyecto de Pampa Concordia, que fue inaugurado en el primer gobierno del presidente Piñera, es un ejemplo de cómo producir alimentos en el desierto”, sostuvo la titular de Agricultura.

Por lo mismo para la secretaria de Estado es relevante continuar el trabajo para enfrentar con eficacia el cambio climático sumado al desafío geográfico que ya representa la zona, y de este modo, con esfuerzos colaborativos, propiciar la seguridad alimentaria en la región.

Requerimos tener seguridad hídrica, fuentes de agua, también investigación, la energía, la fuerza y el conocimiento de los agricultores que le dan vida a estos proyectos”, aseguró la ministra Undurraga.

Por eso el rol de algunos servicios del Minagri, como lo es el caso del Instituto de Investigaciones Agropecuarias -INIA-, ha sido fundamental para levantar Pampa Concordia.

“Este proyecto tiene muchas particularidades. Se licitaron sitios de Bienes Nacionales a agricultores de todo tipo que han innovado con todo tipo de tecnologías. Podemos ver cultivo hidropónico, sin suelo, habilitación de suelos del desierto, riego tecnificado, un aumento de variedades de cultivos que no se veían, producción de semillas de maíz donde, en contra estación, se trata de producir híbridos de mejor calidad, etc.”, dice el director nacional del INIA, Pedro Bustos, sobre un proyecto que a su juicio “hoy ha convertido el desierto en un vergel”.

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