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Agencia Uno
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Este 1 de enero, se cumplen 200 años del natalicio de Manuel Baquedano, cuya figura prevaleció por más de nueve décadas en la plaza que, con el paso del tiempo, se transformó en un punto neurálgico para la congregación de eventos.

Nacido en 1823, fue el segundo de tres hijos del capitán de la escolta directorial Fernando Baquedano Rodríguez, quien se unió al Ejército de los Andes y luchó en las batallas que permitieron la independencia de Chile, y fue madre de Teresa González de Labra.

Y siguiendo la tradición familiar, no quiso ser menos. En 1838, se unió a las tropas para el combate contra la Confederación Perú-Boliviana, ​donde participó en las batallas de Portada de Guías (1838) y de Yungay (1839).

Con apenas 16 años, alcanzó el rango de subteniente y en 1845, se le concedió el grado de teniente afectivo, para después ascender a capitán en 1850, siendo respetado por la caballería.

El gran desafío del general Baquedano

Tras ser parte de la Pacificación de la Araucanía, la cual duró más 20 años, el entonces general en brigada se alistó para luchar en la Guerra del Pacífico de 1879, donde estuvo bajo las órdenes del comandante Erasmo Escala.

En medio del conflicto bélico, dirigió exitosamente las batallas de Tacna y Arica, lo que gatilló la salida de Bolivia y posteriormente, venció en las luchas de Chorrillos y Miraflores, que permitió la ocupación de la capital peruana.

Una vez terminada la guerra, volvió a Chile en marzo de 1881 después de las recientes críticas recibidas por no haber alcanzado los objetivos previstos, pues cercanos al general comentaban que era llevado a sus ideas, algo terco y obstinado.

Su paso por la vida política

Luego de su participación en la Guerra del Pacífico, el general tuvo un paso en política, donde incluso fue tentado para ser Presidente de la República después del período de Aníbal Pinto.

Sin embargo, declinó la propuesta tanto de Conservadores y Liberales y fue elegido senador; primero por Santiago (1882-1888) y después por Colchagua (1888-1894), donde nuevamente rechazó ser candidato presidencial mientras era parlamentario.

Pero en medio de la Guerra Civil de 1891, el general Baquedano tomó el poder tras la renuncia de José Manuel Balmaceda, aunque lo entregó dos días después a la junta de Gobierno revolucionaria, lo que fue su último acto como político antes de su muerte en 1987.

La plaza Baquedano

Hubo muchos homenajes que se le hicieron posterior a su fallecimiento, siendo el más icónico el nombramiento de la plaza ubicada en la comuna de Providencia el 18 de septiembre de 1928.

En ella, se encontraba el monumento en bronce al general Baquedano, obra del escultor Virginio Arias y transformó el sector en un centro neurálgico de celebración y congregación tanto de eventos deportivos y otras causas.

Sin embargo, desde octubre de 2019 la plaza vivió momentos complejos. Su fachada comenzó a dañarse cuantiosamente. Y pese a los esfuerzos de remodelarla para que continuara ahí, el monumento fue sacado en marzo de 2021, trasladándose a la Escuela Militar.

El legado

Los héroes del Chile que surge en el siglo XIX, hoy los vemos casi como los héroes de Marvel, pero ellos eran seres humanos con sus defectos y virtudes. Y Manuel Baquedano surge en un momento muy complejo para el país y toma un ejército y hace un equipo muy fuerte para la guerra contra la Confederación Perú-Boliviana de 1838″, señaló Rafael Mellafe.

Después, el escritor remarcó su relevancia en la Guerra del Pacífico: “A él se le pide que transforme la orgánica del ejército de un mando único a uno divisionario, donde cada uno tenía objetivos específicos. Eso fue aplicado en Tacna y consiguió la victoria sin tantas bajas”.

Por último, aseguró que “si bien ya no se cuenta con su figura en la plaza, el general Baquedano es un ejemplo tanto como miembro del Ejército como político. Es importante señalar eso, porque marcó un antes y un después en el funcionamiento de la institución, por lo mismo las nuevas generaciones deben comprender aquello”.

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