El pasado 10 de octubre, el Gobernador de la Región Metropolitana, Claudio Orrego, puso fin a su vínculo con la Democracia Cristiana (DC) tras 33 años de militancia.
En conversación con La Tercera, el ex alcalde de Peñalolén abordó las razones de su renuncia, asegurando que “mi desafección con el partido lleva varios años. Llevo dos años en que no estoy en ningún chat de la DC, estaba más bien quizás por inercia”.
“Fue un proceso de descomposición de la convivencia, donde ya no debatíamos ideas, sino que nos descalificábamos unos a otros. El hecho de pasar al Tribunal Supremo al expresidente Frei es una gota más en un vaso que ya estaba bastante lleno”, agregó.
En esa línea, Orrego descartó unirse a un partido político tradicional o uno en formación. Aunque aseguró que “quiero contribuir a construir un nuevo referente (de centroizquierda)”.
Al mismo tiempo, realizó una crítica a la gestión del Presidente Gabriel Boric en materia de seguridad, cuestionando sobre todo el rol de su coalición Apruebo Dignidad, asegurando que “no lo acompaña en la lucha contra la delincuencia”.
“Lo que los chilenos le piden a Apruebo Dignidad, no yo, es que respalden a su gobierno. El doble discurso de Apruebo Dignidad es lo que tiene al Presidente Boric con la popularidad que lo tiene. ¿Quiénes son los que más le han disparado al gobierno? No es la oposición, es el fuego amigo“, sostuvo.
“No nos sirve una izquierda, como es parte de Apruebo Dignidad, que cree solamente en las reformas sociales y minimiza la importancia de la seguridad. O sea, si algo le ha hecho daño al gobierno del Presidente Boric es que parte de su coalición no lo acompaña en la lucha contra la delincuencia“, añadió Orrego.
Bajo esa idea, añadió que “el país requiere una fuerza de centroizquierda que no tenga complejos con condenar la violencia. Una fuerza progresista, pero profundamente democrática y respetuosa de las instituciones, de la paz y de la convivencia”.
Finalmente, consultado tras el resultado del plebiscito del pasado 4 de septiembre, el ex DC aseguró que sabía que la opción Rechazo resultaría ganadora, “pero por convicción interior creía que era mejor aprobar para reformar”.
“El Rechazo ganó por varias razones: por los excesos de la Convención, por los problemas del texto, por la situación económica y en materia de seguridad. Este era un texto que aumentaba la incertidumbre, no la disminuía”, concluyó.