Colegio de Nutricionistas
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Durante este año nos han informado que los chilenos estamos dentro de los top ten en varios tópicos poco glamorosos y terriblemente preocupantes. Según la última encuesta de salud, el 74,2% de los adultos tiene exceso de peso, 12,3% diabetes tipo 2, 27,6 % hipertensión, 53% dislipidemia, cerca del 33% tiene consumo riesgoso de alcohol, el 90% es sedentarismo.

Además, la OMS nos coloca entre los países con mayor carga de morbilidad por enfermedades psiquiátricas (23,2%) y el 50% de la población sufre algún síntoma asociado a  depresión, afectando más a población de menos recursos y a mujeres.

El Gobierno, sin duda, ha realizado esfuerzos para mejorar la salud de la población, pero entonces qué pasa que no pasa nada o poco. Año tras año la prensa nos dice que estamos peor que el año anterior. Me pregunto: ¿Es en los adultos en quienes debemos poner todos los esfuerzos?

No digo que pongamos una condena en los adultos, quizás nos hemos equivocado profundamente en ser reactivos y no preventivos. El año 1994, el profesor Barker generó una hipótesis y habló sobre la programación fetal que decía que los hijos de gestantes malnutridas modificarían su información genética de manera tal, que los haría susceptibles a ser obesos en la adultez, heredando esta predisposición a su descendencia

En Chile en los años 70 teníamos altas tasas de desnutrición, entonces, por qué teniendo ese conocimiento, no se promovieron instancias y programas de educación alimentaria-nutricional preventivos desde la primera infancia.

Con fecha 26 de enero de 1990, el Gobierno de Chile suscribió la Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas el 20 de Noviembre de 1989; dentro de los derechos  fundamentales de los niños, hay dos que creo se nos olvidaron: “Derecho a la alimentación”, que dice “todo niño tiene derecho a una buena alimentación, ningún niño debería pasar hambre o sufrir de inanición”; y  el “Derecho a la salud” que establece que “ningún niño debe padecer alguna enfermedad generada por el descuido de no brindarle la asistencia médica en el momento correcto. Los niños tienen derecho a gozar de una buena salud para que crezcan y se conviertan en adultos sanos”.

El primero se refiere a la falta de alimento, pero en el caso de los obesos es el exceso y mala calidad. El segundo está claro que pasa con el 60% de  niños obesos en quinto año básico, de ellos quienes lleguen a obesos,  el 40% será un adulto obeso. No olvidemos la obesidad es una enfermedad, así la define la OMS.

Con desesperación e impotencia he visto niños de 5 años con hígado graso no alcohólico– producto de su obesidad y ser hijo de padres obesos… Dónde queda el derecho a la salud, vuelvo atrás, quién protege a ese niño, quién vela por el derecho a salud, desarrollo integral y alimentación saludable. 

Insisto, hay esfuerzos del Gobierno, tenemos una ley que regula, bien evaluada por la población, los niños discriminan un alimento saludable del que no, entonces, dónde está el problema. ¿Será que los ministerios no hablan entre sí?

Educación física es opcional, cuando tenemos niños obesos y sedentarios. Tenemos el Elige vivir Sano, es una buena idea, sin duda, pero ligada a fuerzas políticas. Tenemos Programa Elige Vida Sana, es bueno, pero ligado en parte a recursos municipales, sabemos que no todas las comunas tienen los mismo ingresos. JUNJI y JUNAEB tiene sus propios planes contra la obesidad, sin el número de profesionales suficiente para ejecutarlos.

¿No será tiempo de dejar de velar por sus parcelas y realmente ver el bien mayor que son nuestros niños? Sentarnos todos a conversar sobre que necesitan nuestros usuarios infantiles, porque aún sabiendo que los alimentos con sellos hacen mal, ellos eligen comerlos igual, porque nuestros niños no son felices. En nuestro país uno de cada 4 niños presenta trastornos como ansiedad, depresión y conductas agresivas.

La conducta alimentaria va de la mano de la salud mental. Los humanos somos un sistema, cuando una parte del sistema falla el resto se afecta, no podemos seguir desarticulados. Es hora de conversar, salud, educación, agricultura, economía, debemos conseguir saber qué necesitan nuestros niños para estar sanos, así más adelante ser adultos sanos y productivos para nuestro país, seamos prescriptivos no reactivos.

Cecilia Sepúlveda
Presidenta del Colegio de Nutricionistas de Chile

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