Siembra de maíz
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Aunque las limitaciones de agua reducen la productividad o po­tencial de rendimiento del cultivo de maíz, es posible maximizar la productividad con una cuidadosa elección de la variedad a sembrar (genética fiable), poniendo espe­cial atención a la fecha de siembra, prácticas de labranza adecuadas, manejo de rastrojos conveniente, prácticas agronómicas durante la temporada y el diseño, y, por últi­mo, un funcionamiento eficiente del sistema de riego.

¿Qué determina la cantidad de agua necesaria en el cultivo?

La evapotranspiración de maíz en Chile depende de la zona donde se esté cultivado. En promedio puede variar entre 584 a 737 mm de agua por temporada, sin embargo, esto no es lo único que hay que tomar en cuenta al momento de decidir el riego.

La cantidad de riego no es lo único que determina el agua disponible para el cultivo, sino también el agua disponible en el suelo antes de la siembra. Al sembrar en un campo con alto contenido de agua la necesidad de riego es sustancialmente menor y para ser eficientes en regar esto es algo que hay que tener claro.

El impacto de la fecha de siembra en la producción depende de la variedad seleccionada.

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Cultivos sembrados temprano

Al sembrar temprano, el cultivo tiende a desarrollarse de manera gradual, bajo temperaturas frías y con acceso a suministros abundantes de agua de suelo (más cercanos a la estación de lluvia o inicios de primavera), resultando también en un uso menos eficiente de agua por unidad de crecimiento, aunque por lo regular, se traduce a una mejor productividad

Cultivos sembrados tarde

Al sembrar tarde, cuando el clima es más cálido, se requiere menos agua en total que los cultivos sembrados más temprano, ya que se desarrollan rápidamente durante el periodo más cálido de la estación.

Sin embargo, el crecimiento acelerado de las plantas deja menos tiempo para producir los componentes de la producción y por lo general resulta en una productividad o rendimiento menor.

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