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Francisco Solar, uno de los detenidos por planear un atentado en contra del ex ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, confesó esta semana que fue él quien puso la bomba en las oficinas del Grupo Quiñeco, comuna de Las Condes, con la cual se pretendía hacer estallar un piso completo y asesinar a la entonces autoridad, esto en julio de 2019.

El ataque logró ser evitado gracias a que fue pesquisado por el Gope de Carabineros, esto tras ser alertados de otro estallido en la 54° Comisaría de Huechuraba. Tras una serie de investigaciones posteriores el fiscal regional Sur, Héctor Barros llegó a la conclusión de que Solar en conjunto con Mónica Caballero eran los responsable del atentado.

Un año después, el 24 de julio del 2020 ambos serían formalizados por envío y colocación de artefactos explosivos, homicidio frustrado y daños calificados, quedando ambos sujetos en prisión preventiva a la espera del juicio oral con el que conocerían su sentencia.

En ese sentido, según recogió La Tercera, Solar brindó durante los últimos un testimonio que quebró un silencio que duró años mientras se llevaba a cabo el proceso judicial, en este reconoció a los fiscales que a mediados del 2017 decidió dejar Santiago |

Pese a esto en 2018 comenzó a pensar seriamente en realizar “acciones subversivas”, ya que “la manera más adecuada de luchar contra un sistema avasallador sustentado en la autoridad y la depredación, es por medio de la acción violenta revolucionaria”.

“Una vez que tome esa decisión me puse a pensar en algún objetivo, teniendo claro que si iba a asumir un riesgo grande, la acción a realizar debía ser potente. Pensé en realizar una acción como respuesta, como venganza contra personas ligadas a la represión y al poder empresarial, ambas características las cumplía a cabalidad Rodrigo Hinzpeter, que en el año 2019 era gerente del grupo Quiñenco, cuyo presidente es Andronico Luksic”, dijo a los fiscales.

En la misma línea el anarquista sostuvo que “Hinzpeter había sido Ministro del Interior del primer gobierno de Piñera, dejando una estela de represión que será difícil de dejar de recordar. Reprimió duramente las movilizaciones sociales y estudiantiles, intentando levantar una ley marcada por prohibiciones de todo tipo, conocido como La Ley Hinzpeter”.

“Como ministro del Interior fue responsable político del asesinato del joven Manuel Gutiérrez, reprimió duramente las movilizaciones sociales de Aysén y de Freirina, militarizó el territorio mapuche, lo que provocó cientos de heridos, muchos de ellos niños e innumerables presos”, añadió según afirma el medio.

Fue entonces cuando en sus declaraciones recuerda el denominado “Caso Bombas”, del cual también habría sido responsable, comentando al respecto que “en agosto del 2010, junto con trece personas más fuimos objeto de los delirios represivos de Hinzpeter, que en su afán por terminar con los bombazos ocurridos principalmente en el sector oriente de la capital desde el año 2005, nos encarceló inventando pruebas, contratando a presos dispuestos a corroborar la tesis de la Fiscalía, tesis que se refería a la existencia de una asociación ilícita terrorista”.

Según afirmó a los investigadores, sería esto lo que lo hizo “atacar” al exministro, comenzando así un estudio exhaustivo de cada uno de sus pasos.

“Fui a ver al edificio Itaú a ver su flujo de gente, la gente que entraba, que salía; intenté ingresar al piso 14, donde estaban las oficinas del Grupo Quiñenco y no pude por los férreos controles existentes en la entrada (…) por lo que pensé que lo mejor sería enviar una encomienda explosiva dirigida a la oficina de Rodrigo Hinzpeter, para asegurarme que él fuera quien abriera el paquete”, dijo.

“Los ataques indiscriminados nunca han sido parte de la práctica anarquista, nuestros objetivos son claramente definidos y apuntan a los responsables de la opresión y la represión. Como mi intención era realizar una acción de envergadura (…) decidí utilizar dinamita”, especificó al fiscal.

Respecto a al decisión de atacar en conjunto a la 54° Comisaría de Carabineros , Solar reconoció que al decisión obedecía a “atacarlos como institución, por lo que representan, por su historia de sangre, tortura y muerte. Decidí atacar la 54 comisaría de Huechuraba como un gesto de venganza por el asesinato de la compañera Claudia López en septiembre de 1998″.

“Al inicio de la revuelta yo fui parte de las distintas movilizaciones que se vivían día adía y pude ver a metros míos como caían ensangrentados los jóvenes producto de los balines y bombas lacrimógenas disparadas por carabineros. Fue por esto que la revuelta identificó a los Carabineros como uno de sus principales enemigos, por lo tanto, un ataque contra ellos era imprescindible y estaba completamente justificado”, cerró.

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