ARMADA/AGENCIAUNO
Comparte

Además del INACH, Greenpeace también se ha dispuesto a realizar investigaciones en la Antártica, y uno de ellos arrojó resultados desfavorecedores: “presencia de microplásticos y químicos persistentes” en muestras de agua y nieve.

“La contaminación y el cambio climático y la pesca industrial de krill, están dejando una huella clara y dañina de la humanidad. Los resultados muestran que los hábitats más remotos de la Antártida están contaminados con desechos microplásticos y químicos peligrosos persistentes. Es urgente la creación del Santuario en el Océano Antártico para proteger los pingüinos, las ballenas y todo el ecosistema”, comenta la Coordinadora de la Campaña de Océanos de Greenpeace, Estefanía González.

Entre los microplásticos encontrados en la expedición, que duró desde enero hasta marzo del 2018, habían microfibras, y entre los químicos persistentes se encontraron “sustancias alquiladas perfluoradas y polifluoradas o PFC”, que se utilizan en industrias de fabricación de productos de consumo. La gravedad de estos componentes tóxicos es la influencia que tiene sobre la vida de las especies que habitan ese territorio.

Frida Bengtsson, integrante de la campaña de Greenpeace Protege la Antártida, señala que “se ha encontrado plástico en todos los rincones de nuestros océanos, desde la Antártida hasta el Ártico y en el punto más profundo del océano, la Fosa de las Marianas”.

Agrega que “necesitamos actuar de manera urgente para reducir el curso del plástico hacia nuestros mares y necesitamos reservas marinas a gran escala, como un enorme Santuario en el Océano Antártico, que más de 1.6 millón de personas está pidiendo, para proteger la vida marina y nuestros océanos para las futuras generaciones”.

En una expedición anterior, realizada en 2016 por Maccarena Marcotti, estudiante chilena de la Universidad Santo Tomás de Viña del Mar que estaba elaborando su trabajo de grado en la carrera de Medicina Veterinaria, también fueron encontrados componentes químicos tóxicos. La investigación fue realizada específicamente en la isla Rey Jorge en la Antártica chilena, en donde fueron tomadas 20 muestras, de las cuales 18 reflejaron los elementos contaminantes: Bisfenol A o BPA (utilizado para plásticos, equipos médicos y materiales de construcción), ácido acetilsalicílico (utilizado para la aspirina), Igranol (utilizado como alguicida por los barcos), Metilparabeno (utilizado en preservantes y cosméticos).

En cuanto al ácido, resulta sumamente peligroso para los animales que puedan ingerirlo accidentalmente, ya que al actuar como anticoagulante no les permite respirar, según Marcotti. Y con respecto al Igranol, agrega que “al utilizarse en concentraciones mayores a las recomendadas o en lagos cerrados, puede provocar impactos sobre el fitoplancton, perifiton e incluso en macrófitos, al inhibir la fotosíntesis, causando severos daños ecológicos”.

Últimas Noticias