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El periodista Fernando Solabarrieta contó este lunes una impresionante experiencia que le hizo reafirmar su creencia en el “Viejo Pascuero”, pues viajó hace uno diez años al Polo Norte, específicamente al norte de Finlandia.

En conversación con Pedro Carcuro en “El Rompecabezas” de Agricultura, Solabarrieta dijo que la ocasión fue el matrimonio de su hermano quien se casó con una finlandesa.

“Nosotros nos organizamos para ir al matrimonio, hace diez años en septiembre. Como buen natalino, hizo su matrimonio en Helsinki pero 20 días después se casaba en Natales también. Partimos un grupo de 15 natalinos a Finlandia y de vuelta nos fuimos todos a Puerto Natales. Había una impronta, hacer la despedida de soltero. Yo estaba autorizado y era una ciudad muy particular porque cerca está Letonia y Estonia, donde dicen que están los más lindos y decorados night clubs”, dijo riendo.

Sin embargo, esperaba a un primo y al grupo de amigos para poder realizar la fiesta que sería en Letonia. “Y Rocke cuelga el teléfono y con cara de demacrado me dice ‘perdieron la conexión en París’ y ¿qué hacemos?, ‘sonó la despedida de soltero’, me dijo. Yo decía vamos los dos no más y me dijo ‘no nos van a dejar’. Y sonó la despedida de soltero. ¿Y qué hacemos? Quedaban un par de días antes del matrimonio y mi señora salió y se fue a una agencia de viajes con mi madre y salieron de la agencia de viajes diciendo ‘Listo, acá tenemos los tickets, nos vamos a la Villa del Viejito Pascuero’. Y yo en 35 segundos pasé de estar bailando en un night club a ir a ver al Viejito Pascuero”, contó.

La villa del Viejito Pascuero

El lugar al que fueron se llama Laponia y efectivamente “la Villa del Viejito Pascuero existe”, aseguró Solabarrieta. Primero contó que tuvo una primera impresión de la gente que habita el lugar porque “es una mezcla muy singular de lo que uno considera nórdicos -rubios con ojos azules- y asiáticos, entonces son rubios, de ojos azules pero con ojos rasgados y bajos”.

“Hay primero una oficina de correos donde entramos nosotros a hacer las cartas. Después hay talleres donde están los duendes, personas pequeñitas trabajando en regalos, artículos de madera. Y finalmente comienza el recorrido hacia la casa del Viejo Pascuero”, siguió relatando.

“Un hombre muy pero muy alto, 1.90 metros por lo menos, grandote, barba larga”, describió Solabarrieta.

“Nos sentamos y nos pregunta en inglés de dónde somos. De Chile. ‘Ah, son chilenos’ y empezó a hablar en español. Y yo le digo: ‘Viejito tengo un reclamo contra usted. Cuando tenía 5 años, ¿recuerda que le pedí una pelota de fútbol?’ Y se para y va a buscar un libro y me dice “sí, en 1975 tú pediste una pelota de fútbol, ¿y qué pasó?’. ‘No sé porque no me llegó’. ‘Oh, error. ¿Ese día tu vecino tenía pelota de fútbol?’. Sí. Y me dijo que ahí estaba la pelota, se la había dado al vecino”, río.

Por último afirmó que mantiene una foto en tamaño grande con el Viejo Pascuero en su casa y no se arrepiente de haber cambiado el panorama del night club.

 

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