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El nadador norteamericano Michael Phelps, ganados de 28 medallas Olímpicas, entre ellas 23 de oro, participó en el Worl Bursiness Forum. Una vez terminado el evento, el Tiburón hizo fuertes reflexiones sobre la importancia de la salud mental a lo largo de su turbulenta carrera.

“Cuando era niño entrenaba con otros ocho años mayores que yo. Era raro, pero disfrutaba haciéndolo. Siempre he disfrutado nadando, aunque este es un deporte bastante solitario. No puedes hablar con nadie, ni escuchar música… Eres tú contigo mismo. No podemos hablar unos con otros, aunque no me gusta usar la palabra ‘no poder’, habría que quitarla del diccionario”, aseguró el nadador.

Phelps detalló que sus problemas de salud mental gatillaron en 2004: “Ese año ya tuve una depresión estacional. Después, en 2014, tuve la segunda depresión. No quería estar vivo. No comía, no bebía, me fui a un centro de recuperación. Estaba luchando por mi vida más de lo que la gente podía imaginar. En esos momentos, cuando estaba mal, me daba golpes porque pensaba ‘no estoy haciendo mi trabajo'”.

Una de las situaciones que provocaron el ingreso de Phelps a un centro de rehabilitación fue cuando “le mandé un mensaje a mi madre antes de entrar, le dije que estaba asustado y que no sabía qué hacer. No obtuve respuesta. Entré en el centro y casi no hablaba con nadie. Me costó varios días. Al tercero ya empecé a relacionarme más”.

“Estoy cómodo, pero sé que hay mucha gente que tiene problemas de salud mental. Una de cada cuatro personas tiene un problema de salud mental y no lo hablan”, señaló el multicampeón olímpico.

“Si todos habláramos es algo que se normalizaría. Eso sí, con la pandemia todo este asunto ha evolucionado. Si alguien se siente solo, como ocurrió en la pandemia, es bueno que comparta sus emociones. Compartiendo lo que nos pasa y nuestros sentimientos nos podemos ayudar mucho. Nada es perfecto en la vida, pero sirve que nos abramos”, añadió.

Para el deportista, la caída que tuvo en Londres 2012 fue una de las claves para su éxito. “Cuando en 2012 no conseguí el objetivo tuve la peor sensación posible. Perdí mi oportunidad. Pero quizá si hubiera ganado en Londres no hubiera nadado en Río. Usé ese resultado como una motivación para ganar más medallas. Tras mi primera retirada estuve año y medio sin competir, pero luego cuando regresé, a los 31 años, estaba con más hambre que nunca”, explicó.

En 2016 me sentía como un niño de 15 años. Pude prepararme de forma genial para el final de mi carrera. Tras mi primera retirada odiaba el deporte y tras la segunda hice lo que quería, que es retirarse como uno quiere”, aseguró.

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