Alta demanda por blancas; tintas, estancadas

Gerardo Leal contesta el teléfono desde su oficina. Una con cuatro ruedas, eso sí. Como gerente de viticultura de la viña Santa Rita ha pasado buena parte de las últimas semanas en la carretera, moviéndose entre viñedos de Limarí, Casablanca, Leyda, Maipo y Pumanque.

‘Las parras partieron más lentas que el año anterior. Eso sí, en términos de madurez vamos como un año normal’, cuenta Leal.

Con la llegada de marzo, la vendimia 2022 comienza a agarrar ritmo. Las uvas blancas como el sauvignon blanc y el chardonnay ya están ingresando a las bodegas. En unas semanas será el turno de cepas tintas como el cabernet sauvignon.

A pesar de que recién parte, la vendimia ya muestra su carácter particular. Pese a que en la primavera se proyectaba un crecimiento del volumen por un mayor número de racimos, con el paso del verano las expectativas fueron bajando.

En tanto, el mercado de compra y venta de uva vinífera mostró un activo movimiento hasta diciembre, especialmente en los blancos, apuntalados por la demanda internacional. En tintos, el movimiento ha sido menor.

‘En las cepas tintas vemos un precio muy parecido al del año pasado’, sostiene Luis Eduardo Solar, corredor de uva y vino.

Aterriza la producción

Sergio Hormazábal fue de los que se sorprendieron.

‘Se decía que venía una cosecha grande, pues había muchos racimos. Sin embargo, ahora vemos que tienden a ser más sueltos, con bayas más pequeñas’, sostiene el gerente de viticultura de viña Ventisquero.

Parte de la explicación por el aterrizaje de las expectativas de producción pasa por la sequía que atraviesa el país. En Maipo, especialmente hacia la costa, Casablanca y Marchigüe, el agua es muy escasa, los canales están raquíticos y los pozos descienden a niveles preocupantes.

Sin embargo, la sequía no golpea a todos por igual, pues la parte central del valle de Colchagua tiene un buen abastecimiento de riego.

Hormazábal cree que en el caso del cabernet sauvignon es probable que se vea una merma entre 5% a 10% en Chile respecto de lo proyectado inicialmente.

Otro factor que jugó especialmente en contra, sobre todo en el caso del sauvignon blanc, que es una cepa temprana, es que la primavera fue relativamente fresca, lo que afectó la cuaja y la floración. En esta vendimia se aprecia una mayor cantidad de racimos disparejos, con bayas de tamaño normal mezcladas con pequeñas ‘uvillas’.

En cambio la temporada ha sido benévola con el Chardonnay, ya que no hubo mayores heladas en primavera, un evento que puede golpear severamente a esa cepa.

La falta de agua, aunque preocupante, tiene un efecto positivo, pues no se han visto problemas sanitarios relevantes. Esta noticia es muy bien recibida, porque la vendimia pasada tuvo que soportar un diluvio a fines de enero de 2021.Raya para la suma, las proyecciones más comunes en el sector vitivinícola hablan de una vendimia de entre 1.200 a 1.250 millones de litros para 2022, en línea con los promedios históricos, pero bastante bajo de los 1.343 millones de litros de 2021.

Parte de la explicación tiene que ver con que el año pasado fue muy extraño. La lluvia de enero dañó un volumen importante de uva de mesa, la que terminó siendo industrializada como vino de mesa, marcando un crecimiento de 184% respecto del año anterior, sumando 66,9 millones de litros. Además, en 2021 los vinos sin denominación de origen saltaron a su máximo en dos décadas, con 187,5 millones de litros.

Más allá de los números, hay confianza con la calidad, pues la madurez fenólica y de azúcares de las bayas ha sido pareja, lo que evita producir vinos desequilibrados.

Eso sí, para los agricultores que producen uva vinífera la vendimia 2022 será recordada por el alza de costos. No solo la mano de obra, sino que prácticamente todos los insumos se elevaron en el último año, al igual que la mano de obra. Aunque hay diferencias por zona y tipo de producción, se habla de aumentos sobre el 10%, lo que para un rubro con márgenes tan reducidos como el vitivinícola es muy duro.

Alza de chardonnay

‘En el último año han pasado cosas muy importantes en el negocio del vino. Los aranceles de cerca de 280% que les puso el gobierno chino a los vinos australianos los sacó de ese mercado. Australia tuvo que salir a buscar otros destinos y con precios bajos. Le ha puesto mucha presión al vino chileno en Estados Unidos y Canadá’, afirma Marco Adam, gerente para Chile de la corredora internacional Ciatti.

El crecimiento de las exportaciones chilenas a China, en reemplazo de los ausentes australianos, no pudo revertir toda la baja en los terceros mercados.

Eso sí, hay que tener en cuenta que esta situación se da en las variedades tintas, donde Australia es un gran oferente.

En el caso de las cepas blancas hay un mercado internacional muy activo. La pasada vendimia fue muy compleja para Nueva Zelandia, un gran productor de sauvignon blanc. Además, el consumo de espumantes sigue fuerte en el mundo, lo que impulsa la compra de uvas blancas, especialmente de chardonnay.

‘Comercialmente, en esta vendimia vemos dos categorías que se comportan distintas, con los tintos sin mayores movimientos de precios respecto del año pasado y los blancos con una ligera alza’, sostiene Gonzalo Macaya, corredor de uva vinífera y vino.

Aunque muchos de los contratos son privados, en el sector vitivinícola se menciona que las cepas como el sauvignon blanc y chardonnay de categoría más básica para embotellado se transan en torno a los $350 por kilo, frente a los $330 por kilo del año pasado.

En el caso de los tintos, el corredor Alejandro Schmidt advierte que ‘hay un movimiento más bajo que lo normal en cuanto a compras; las viñas tienen stocks acumulados, lo que no es bueno para los agricultores’.

Por lo pronto, en cepas como el cabernet sauvignon de nivel básico se han visto transacciones cercanas a los $200 a $210 por kilo. Con esos bajos precios es posible que los productores se vean más interesados en elaborar vino y salir a venderlo terminado el invierno esperando una corrección del mercado.