Martín Vargas
Cedida - Canal 13.
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Este sábado, en un nuevo capítulo de “Te paso a buscar”, su conductor, Pancho Saavedra, recorrió distintos lugares junto a Martín Vargas, el legendario boxeador nacional. Juntos repasaron los pasajes más importantes en la vida del deportista, tanto sus logros como sus decepciones.

Primero, Pancho llegó hasta la Federación Chilena de Boxeo, ubicada en San Miguel. Allí, Martín se dedica a entrenar a jóvenes talentos, por lo que invitó al animador a conocer a sus alumnos. Además de ver el cariño que le tienen a su profesor, Saavedra ingresó al ring para pelear contra el excampeón sudamericano.

Luego, ambos se subieron al Ford Falcon rojo para conversar sobre la infancia de Martín. Según él, “cuando chico era muy peleador, más que gato de campo. En todas partes andaba con mis guantes, porque desde que nací que me gustaba el boxeo”.

También se acordó de cómo eran sus padres. “Eran muy lindos. Mi papá en un principio no quería que yo boxeara, hasta que un día me vio pelear y me pidió disculpas. Me dijo que fuese feliz”, agregó.

Los primeros combates de Martín Vargas

Según narró el legendario boxeador nacional, “en 1971, cuando tenía 16 años, fui a mi primer campeonato. Después fui con la Selección Chilena al Mundial de Cuba, donde alcancé el tercer lugar”.

“Nunca me imaginé que podía conquistar la capital, y casi conquisto el mundo”, expresó Vargas.

Cabe destacar que la memoria de Martín sigue intacta, ya que a sus 68 años recuerda con exactitud las fechas de sus momentos más memorables.

En tanto, respecto a su legado, Vargas sentenció que él tiene algo que lo diferencia de los demás deportistas destacados del país. Para él, “no hay ningún deportista en Chile que haya tenido lo que yo tenía. Uno no se hace, sino que nace con esto. En 1969, cuando tuve mi primera pelea, me di cuenta de que yo era diferente”.

Además, declaró sentir el cariño de la gente, donde sea que vaya. “Cuando voy a comprar al supermercado tienen que llevarme en auto, porque me demoro mucho saludando a la gente. Me saco fotos con todos, nunca le digo que ‘no’ a nadie”, dijo.

“A mí me drogaron”

El exboxeador le contó que antes de subirse al ring para uno de sus combates más relevantes en su carrera, lo drogaron.

En la final de 1980 por el Campeonato Mundial en Japón, Martín perdió su última oportunidad de llegar a la cima máxima. “A mí me drogaron, pero nadie me creyó. Yo reaccioné cuando ya había terminado la pelea, cuando estaba en la tina. No me acordaba que había peleado. La mayoría decía en ese tiempo que yo había peleado en estado de ebriedad”, sostuvo.

Acorde al exdeportista, esa no fue la única vez que lo acusaron falsamente. De hecho, enfatizó en que a él lo han tratado no sólo de alcohólico, sino que además de drogadicto y loco. No obstante, de acuerdo a él, “siempre he dicho que reconozco las cagadas que me he mandado, como cuando choqué en estado de ebriedad en 1984”.

La enfermedad de su esposa

Vargas asombró al animador debido a su memoria, pues dijo que “el 4 de octubre de 1972 a las 10:15 de la mañana le di el primer beso a mi esposa, Mireya. Fue amor a primera vista“.

Por desgracia, actualmente ella tiene cáncer al páncreas, por lo que su esposo se encarga de cuidarla diariamente.

“Es una enfermedad muy complicada, pero no quiere hacerse quimioterapia. Mi señora está dando una pelea grande, pero que la vamos a ganar. Yo no quiero quedarme solo. Siento pena, lloro e incluso hay noches en que no duermo”, relató.

Su complejo tiempo en la cárcel

Saavedra le recordó a Martín su accidente en estado de ebriedad. El exboxeador sostuvo que “alcancé a estar preso cinco meses. Tanto Gendarmería como los reclusos se portaron bien conmigo. Me dieron el indulto presidencial solo porque era yo“, dijo al respecto.

Luego de aquel incidente, Vargas se quedó solo. Sus amigos de ese entonces no lo fueron más a ver, ni siquiera lo iban a visitar a la cárcel. A partir de “un error, uno paga mil. Inventaron tantas cosas mías, como que me vieron dormir bajo el Puente Mapocho o en la Estación central”, reveló.

Aun así, de tal episodio surgió algo positivo para Martín. Esto, porque no consume alcohol desde hace 26 años, vale decir, la fecha en que nació su nieto.

Así, el premiado deportista nacional observa con optimismo su presente. “Me encanta ser entrenador, amo lo que hago. He sido un hombre muy agradecido de la vida. Yo creo que fui tocado por la varita mágica, pero no me tocó para ser campeón del mundo”, dijo.

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