Raul Zamora/Aton Chile
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La diputada Ximena Ossandón presentó un proyecto de ley que prohíbe a los condenados por abuso sexual cambiar su identidad, “práctica que se ha hecho recurrente entre estas personas para esconder su identificación y muchas veces seguir cometiendo delitos”, según la parlamentaria.

“Me he reunido con muchas organizaciones que luchan contra el abuso infantil y me dicen que la nueva moda de muchos pedófilos que han sido condenados es cambiarse el nombre para así hacer más difícil su identificación y reinsertarse laboralmente. El problema es que muchas veces vuelven a delinquir con un nuevo nombre y lo hacen en un ambiente de niños, porque el nuevo nombre la gente no lo vincula con el anterior”, comentó la diputada.

“Es muy difícil acceder al registro nacional de pedófilos. Para ingresar al portal de datos hay que tener el RUT o sino el nombre y en ese caso, con identificación nueva será muy difícil llegar a la la historia delictual de la persona. Es realmente un peligro no hacer nada sobre este punto, porque los niños siguen en peligro permanente”, añadió.

Al respecto la diputada recalcó “el mal funcionamiento que ha tenido este registro en el último tiempo. Los tribunales de justicia demoran demasiado en comunicar las sentencias contra condenados por delitos sexuales, por tanto hay lapsos en los cuales no existe un registro actualizado acorde al número efectivo de condenados por estos delitos”.

Ossandón explicó que hoy “la legislación permite que los ciudadanos nos cambiemos de nombre una vez en la vida y ahí está nuestro objetivo, impedir que los condenados por pedofilia tengan acceso a ello. El delito es tan, pero tan grave que no se les puede dar ninguna concesión y hay que acorralarlos legalmente. Hay que impedir que la herramienta de cambio de nombre sirva para que esta gente oculte su pasado. Al permanecer en el anonimato siempre hay una alta posibilidad de que incurran nuevamente en estos actos de abuso”.

En tanto, la directora de la Fundación “No más Abuso Infantil”, Claudia Guerrero reveló que “esta dinámica de cambiar el nombre se da sobre todo en situaciones de abusos intrafamiliares. Es común que para esconderse, se vayan de sus lugares de residencia y lleguen a otros sitios con nueva identificación. Y ahí no hay forma alguna de controlarlos: como nadie sospecha sobre ellos encuentran terreno fértil para insertarse a un nuevo ambiente que puede ser propicio para su ámbito de acción”, destacó.

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