Superluna/Imagen Radio Agricultura
Comparte

Por segunda vez en este año, nuestro satélite natural será protagonista de uno de los espectáculos más hermosos que ofrece el universo, conocido como Superluna, que este martes 14 de junio podrá ser visible a contar desde las 18:00 horas, saliendo por el este (por la Cordillera) y escondiéndose a eso de las 8 am del miércoles 15 de junio por el oeste (por el mar).

Ramsés Jerez, astrónomo de la Universidad de Valparaíso y magíster en Astrofísica, comentó que “es la segunda Superluna del año. En esta oportunidad, y ya que la órbita de la Luna es elíptica, alcanzará a posicionarse aproximadamente a 352 mil kilómetros de distancia de la Tierra. A eso de la 1:30 horas de la madrugada del miércoles, la Luna alcanzará su máxima elevación en la noche, momento en el que se encontrará a dicha distancia, siendo la más corta de su órbita con respecto a la Tierra (fase conocida como Perigeo)”.

Tal como lo explicó el astrónomo UV, debido a que la distancia promedio de la Tierra a la Luna es de 384 mil kilómetros, podrá observarse una Luna llena levemente más grande y un diez por ciento más luminosa.

¿A qué se debe su nombre?

“Podremos ver la Luna en todo su esplendor, siempre que el clima nos acompañe y se encuentre despejado. Esta Superluna, también se conoce como Luna de Fresa, dado que coincide con el término de la temporada de cultivo de frutillas en el hemisferio Norte. Es muy bonita la Luna cuando se observa al momento de su salida y su ocultamiento. Aprovechando las capacidades de la atmósfera de nuestro planeta para refractar la luz, es posible observar una Luna muy grande, similar a observar un objeto dentro de un vaso con agua. Se produce el efecto de aumento, y se ve un tanto amarillenta”, sostuvo.

Imagen Radio Agricultura

Binoculares o telescopios

De acuerdo a lo anterior, Ramsés Jerez hizo la siguiente recomendación: “Podemos observar la Superluna directamente con nuestros ojos. No se requiere de ningún instrumento especial para observarla. Sin embargo, quienes quieran usar binoculares o telescopios deberán incorporar filtros especiales para disminuir el brillo de la Luna a través del instrumento. Filtros polarizadores o reductores de área sirven para tal fin”.

También advirtió que “exposiciones prolongadas de la luz que refleja la Luna sobre nuestros ojos pueden ocasionar ceguera temporal y daño ocular si esta exposición es muy larga. La Luna refleja la luz del sol, por lo que estamos observando está radiación de forma indirecta”.

Escudo protector

En relación al relevante rol que juega nuestro satélite natural para la Tierra, el astrónomo destacó que “la Luna es nuestro escudo protector frente a la amenaza de asteroides, al igual que Júpiter. A los ojos de un telescopio es posible observar lo accidentada que es la superficie de la Luna debido a los impactos de cuerpos provenientes del espacio como meteoroides y asteroides, principalmente. Estos chocan directamente con la superficie de la Luna, dado que la atmósfera de ella es casi nula, por ende, estos cuerpos del espacio no se desintegran al ingresar al planeta, a diferencia de lo que ocurre con la atmósfera de la Tierra, o lo que conocemos como estrellas fugaces”.

Además, “la Luna es la encargada de generar las mareas en los océanos y generar movimiento en el mar, así como también es importante para corregir y estabilizar la inclinación de la Tierra sobre su eje. Esta inclinación es la que causa las estaciones del año tal como la conocemos. Todo esto es debido a la atracción gravitacional que ejerce la Luna sobre la Tierra (y viceversa). Sin todas estas características, la vida en la tierra sería distinta a como la conocemos, e inclusive, me atrevería a decir que no se habría originado la vida en nuestro planeta”.

Al preguntarle cuánto tiempo demoraría en llegar un cohete a la Luna si lo lanzáramos en el Perigeo, el astrónomo explicó que por lo general no existen viajes directos, debido a que al lanzar un cohete al espacio se debe superar la atracción gravitacional de la Tierra y alcanzar lo que se llama “velocidad de escape”.

“Esta velocidad es del orden de cuarenta mil kilómetros por hora, equivalente a algo así como once kilómetros por segundo. Para lograr estas velocidades, es necesario dar vueltas a la Tierra antes de salir por completo de la vecindad del planeta. Al dar vueltas se aprovechan los impulsos gravitatorios, esto quiere decir que a cierta órbita del espacio la gravedad ejerce fuerzas que permiten acelerar al cohete, por lo que los tiempos de viaje varían”, dijo.

“Por ejemplo, el Apolo 8 demoró tres días y dio veinte vueltas a la Luna, mientras que el Apolo 17 demoró cuatro. Así ha sucedido con varias sondas espaciales, las que han aprovechado las gigantescas fuerzas de atracción gravitacional que ejercen Júpiter y Saturno. Otro ejemplo, es la sonda ‘New Horizons’, que fue lanzada por la NASA el 2006, y que llegó a Plutón el 2015. Se programó su viaje de tal forma que pasara ‘cerca’ de Júpiter y así obtener este impulso. De esta forma se ahorra energía, la que a esas enormes distancias es muy útil para hacer los diversos estudios”, cerró.

Últimas Noticias