Javier Torres/Aton Chile
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El Presidente Sebastián Piñera reiteró su concepto de “cómplices pasivos” que expuso por primera vez en 2013, con motivo de los 40 años del golpe de estado, esta vez en declaraciones al diario La Tercera en una edición especial por los 45 años del “11”. Insistió en que hubo civiles con influencia, entre los que se incluyó, que pudieron impedir las violaciones a los derechos humanos y no lo hicieron.

El mandatario recordó que el 11 de septiembre de 1973 era su primer día de clases de su doctorado en el Departamento de Economía de la Universidad de Harvard. “Llegué muy temprano y el profesor Kenneth Arrow -premio Nobel de Economía- me miró y me dijo: ‘Tú eres el chileno -porque yo era el único chileno en mi clase-; hubo un Golpe de Estado en tu país, así que lo eximo de clases para que pueda tomar conocimiento y contacto con su familia en Chile’. Volví a mi departamento, puse la televisión y empecé a llamar por teléfono a mi familia y a mi entonces polola, Cecilia Morel”, señaló.

“Lo que vi en televisión me mostró como un presagio lo que iba a venir en Chile, porque lo que vi fue los aviones de nuestra Fuerza Aérea bombardeando el Palacio de La Moneda. Vi también y, nunca se me olvidó, un tanque que avanzaba frente a La Moneda y había mucha gente de guata en el suelo y nunca quedó claro hasta dónde llegó el tanque. Vi también los primeros bandos y, en consecuencia, mi primera reflexión fue que el Golpe de Estado y el quiebre de la democracia iban a ser largos e iban a generar más divisiones, más odiosidades, más enfrentamientos entre los chilenos”, añadió.

“Cuando dejé Chile la situación era absolutamente caótica, era una crisis total, política, económica, social, de unidad, de amistad cívica. Lo más grave era la profunda división que existía entre los chilenos, que en lugar de mirarnos como compatriotas con ideas distintas, nos mirábamos como enemigos”, agregó.

Luego, enfatizó: “Quiero dejar muy en claro, sin que esto signifique justificar bajo ninguna circunstancia los atropellos a los derechos humanos, que no se justifican nunca, en ningún tiempo, en ningún lugar, bajo ningún contexto, pero evidentemente que nuestra democracia estaba profundamente enferma antes del 11 de septiembre de 1973, producto de muchos factores. Primero, que la izquierda, y particularmente el Partido Socialista, declaraba que la democracia era una democracia burguesa sin ningún valor, que había que destruirla con los votos o con las balas; que legitimaba el uso de la violencia como un instrumento legítimo en la lucha política”.

“La democracia estaba muy enferma, no fue una muerte súbita el 11 de septiembre. El debilitamiento de las bases de nuestra democracia se empezó a gestar en la década de los 60 y se acentúo en la década de los 70 y, por supuesto, se profundizó en la década de los 80”, indicó.

Además, expresó que “nunca he dicho que la derecha sea esto o esto otro. Lo que he dicho es que todos tenemos responsabilidades en lo que pasó. En el debilitamiento de la democracia, en el quiebre de la democracia y en los atropellos a los derechos humanos. No de la misma naturaleza ni de la misma magnitud, pero todos”.

“Estoy convencido de que muchos civiles que tenían poder e influencia tampoco la ejercieron en plenitud para haber evitado los atropellos a los derechos humanos. Y, por tanto, esta (cómplices pasivos) es una reflexión muy profunda que hice cuando se cumplían 40 años del Golpe Militar, no para apuntar con el dedo a los culpables y a los responsables, sino todo lo contrario, para sacar y extraer lecciones. E incluso yo me autoincluí en ese mea culpa, porque dije ‘todos, incluyéndome a mí, pudimos haber hecho más”, advirtió.

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