“Al servicio Jarry. Juegue”, dijo el umpire justo antes de empezar el partido. Nicolás Jarry mira al cielo y respira hondo con los ojos cerrados. El alivio es enorme: los once meses de sanción por fin llegan a su fin. El chileno demuestra sus ganas inmediatamente y en el primer punto clava un ace. Fueron tres en total en el primer juego para quedar en ventaja por sobre su rival en la primera ronda del Challenger de Lima, el peruano Nicolás Álvarez (350°).
En el resto del primer set, sin embargo, al tenista nacional se le notaron las imprecisiones propias de no jugar por los puntos hace un buen tiempo y terminó cediendo por 6-2. De todas formas, disfrutaba el partido, disfrutaba volver a competir. En cada acierto apretaba el puño y no paraba de alentarse hablándose a sí mismo.
En el segundo set, Jarry pudo plasmar esas ganas en su juego. Mostrando el nivel que lo llevo a estar entre los 50 mejores del mundo, quebró en dos ocasiones y le devolvió el 6-2 a su rival incaico.
Pese a mantener la actitud, en el parcial definitivo se notaron más los constantes errores que genera la inactividad. Jarry desaprovechó nueve posibilidades de quiebre, mientras que Álvarez estuvo muy certero en ese ítem, lo que le terminó dando el set y el partido. Finalmente fue 6-2, 2-6 y 6-2 para el peruano.
El resultado no acompañó esta vez al ex 38 del mundo, pero con estas ganas lo más probable es que la suerte le llegue más temprano que tarde.