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Canal 13
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En una nueva emisión del programa “De tú a tú” estuvo invitada la reconocida actriz chilena Tamara Acosta, quien abordó diferentes aspectos de su vida privada.

En específico, la intérprete se refirió a la depresión posparto que vivió, luego de que Martín Cárcamo le consultara sobre la primera vez que vio a su hija.

“Es loquísimo, yo dije: ¿quién es esta persona? Es un amor infinito”, comenzó Tamara, añadiendo que  tras eso “empecé a sentir mucha angustia, mucho miedo, aparte de este amor infinito, eran las dos cosas mezcladas”.

Según Acosta, era “una ambivalencia terrible una sensación de catástrofe, un miedo a que pasara algo. Es una sensación rarísima que tiene que ver con la depresión de un parto, básicamente, una sensación como que iba a suceder algo terrible, en general (…) Yo creo que pasé un mes con la guagua en brazos y como aterrorizada, no me podía mover, como dando teta petrificada de miedo. Y sin soltar a la guagua, ni siquiera se la soltaba al ‘Tebi’. Me daba miedo soltarla, me daba miedo dejarla, dejarla en la cuna”, afirmó.

Asimismo, explicó que teniendo depresión de base era más probable que le viniera una depresión posparto. Martín le preguntó cómo se sale de este tipo de depresión, tras lo cual la actriz respondió que con medicamentos, “de esa forma uno puede seguir amamantando”.

En este contexto, Acosta se refirió a la depresión endógena que sufre. Sobre esto, indicó que todo comenzó en su adolescencia, a los 13, 14 años. La actriz expresó que sentía “mucha tristeza, mucho sin sentido, el sentir que nada tiene sentido. Me sentía muy sola, me encerraba harto, lloraba harto –sola- sin saber por qué. Por una pena profunda que podía durar meses. Y después durante mucho tiempo, hasta los 30, por un episodio de depresión mayor, me diagnostican una depresión recurrente”.

Ahí sí era sin poder moverse, con crisis de angustia, crisis de pánico y sin poder levantarse de la cama. Ni siquiera te puedes levantar, bañarse es como subir el Everest. Y la sensación de que no quieres estar en la vida. El dolor es tan grande que uno trata de que cualquier cosa que aplaque ese dolor es mejor que esto“, contó.

¿Pensaste en el suicidio?“, preguntó rápidamente Martín, tras lo cual Tamara confesó que “sentí ganas de no estar. No pensé como, voy a hacer esto para no estar y suicidarme, pero sí algo que me aliviara… y si hubiese tenido algo que me aliviara, sí. Y ese es el peligro de las depresiones, que terminan en suicidios porque no se soporta”, indicó.

No planifiqué un suicidio pero recuerdo haber ido manejando y haber pensado -y tener las ganas- de soltar (el manubrio). Y tuve la lucidez de decirme a mí misma, ‘chuta, ojo’. Ahí me internaron, estuve unos días en una clínica porque yo llamé al psiquiatra y le dije, ‘está grave la cosa, estoy con pensamientos suicidas’. Y ahí es cuando me regulan los medicamentos, pero fue lo que me salvó”, sostuvo.

“Cuando empiezas a sentirte un poquito mejor, es como nacer de nuevo. Empiezas a palpar la vida, nuevamente. Pero uno viene como salido de una operación a corazón abierto, hecho mierda”, complementó.

Finalmente aseguró que al diagnosticarle la depresión sintió un alivio: “Sentí que me decían que tú no estás loca, que no eres complicada, no. Tú tienes una enfermedad y esta enfermedad se trata de esta manera, listo. Uno aprende a conocerse también y uno sabe cuáles son los límites”, finalizó.

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