AFP
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La administración de Donald Trump ha derogado una norma de protección de las vías navegables en Estados Unidos impuesta por el expresidente Barack Obama, una decisión criticada por los ecologistas pero celebrada por los agricultores y los promotores inmobiliarios.

La iniciativa anunciada este jueves es la última del presidente para impulsar la economía, a menudo en detrimento del medioambiente, y cumple con una promesa hecha durante su campaña electoral de 2016. 

Las vías navegables se regirán por un acuerdo previo hasta finales de año, cuando se prevé que la Agencia de Protección Medioambiental (EPA, por sus siglas en inglés) adopte nuevas normas que definan de forma mucho más restringida las vías que deberán ser protegidas.

Grupos ecologistas calificaron de “vergonzosa y peligrosa” la decisión de revocar la norma sobre las vías navegables adoptada en 2015.

Esa norma impulsada por Obama puso a la mayoría de las vías navegables estadounidenses bajo regulación federal, obligando a los terratenientes a obtener permisos antes de poder hacer obras en lagos y ríos o realizar actividades que puedan contaminarlos.

Según los defensores del medioambiente, esa norma protegía los delicados ecosistemas acuáticos de daños provocados por el ser humano.

Pero el jefe de la EPA, Andrew Wheeler, tachó la norma de Obama de “indignante golpe de poder” y dijo en rueda de prensa que los cambios aportados por su departamento suponían un regreso “a un marco regulatorio antiguo y conocido”.

Grupos ecologistas avisaron que esa revocación podría amenazar el agua potable, aumentar la contaminación en los ríos y los pantanos y limitar las medidas para reducir las inundaciones. 

La exdirectora de Ciencia y Tecnología de la EPA Betsy Southerland dijo a la agencia Associated Press: “Esta derogación es una victoria para los promotores inmobiliarios, las perforaciones petroleras y gasísticas y la minería”.

Pero el senador republicano John Barrasso, presidente del Comité del Senado sobre Medioambiente y Obras públicas, celebró el cambio normativo y criticó las regulaciones de Obama que, según él, habían puesto “los estanques de los jardines, los charcos y los baches de las praderas bajo el control de Washington”.

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