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Publicado en Diario Financiero

Ejecutivos de empresas suelen quejarse de la alta rotación y ausencia de lealtad de profesionales jóvenes —los famosos millennials—, que al poco tiempo de incorporarse a una compañía deciden cambiarse a otra empresa o partir a un largo viaje por el mundo con el dinero que han ahorrado. La “deslealtad” que perciben muchos empresarios queda graficada con el siguiente caso:

Akio Morita, fundador y presidente de Sony, en “Made in Japan” nos relata que cuando la empresa nipona decidió instalar una planta en territorio norteamericano, se optó por contratar a un ejecutivo estadounidense para que la dirigiera, con la idea de evitar problemas de manejo de personal por parte de jefes provenientes de otro ámbito cultural. Siguiendo las costumbres de selección y adiestramiento japonesas, se escogió a un prometedor egresado de una reputada universidad norteamericana, se le entrenó en Japón haciéndolo pasar por todos los departamentos de la empresa, se discutieron con él los planes de desarrollo para la nueva planta en su país y, finalmente, se le puso a cargo de ella.

No había pasado mucho tiempo, cuando el recién nombrado “gerente” se acercó al señor Morita para hacerle saber que una empresa de la competencia le ofrecía contratarlo por un sueldo mayor. Morita no podía creerlo. Fue tal su estupefacción, que no supo cómo reaccionar. Para él era inconcebible que un joven al que se había incorporado a la empresa pudiera siquiera considerar otra oferta de trabajo. Decidió dejarlo en libertad de acción y el joven profesional renunció a Sony para firmar contrato con la otra empresa.

Al cabo de un año, hubo una gran feria electrónica y Morita, que estaba en el stand de Sony, vio con disgusto que al frente suyo estaba su empresa competidora, representada por el mismo ejecutivo con el que había ocurrido el incidente. Recuerda Morita que estaba evaluando cuál debería ser su actitud frente a quien consideraba un traidor, cuando pudo ver con sorpresa que éste, con una gran sonrisa, se dirigía a él diciéndole: “¡Qué gusto me da verlo señor Morita, nunca olvidaré lo que Sony hizo por mí!”.

La sociedad ha sufrido transformaciones inmensas que, unidas a la economía de la colaboración —Uber, Waze, AirBnB, Spotify—, han derribado barreras de distancia, tiempo y económicas, y producido una revolución en la forma de relacionarnos con el trabajo. Como los jóvenes no van a cambiar, sino por el contrario, sus costumbres de poca raigambre a instituciones y sistemas sociales (como la familia, grupos intermedios, la empresa, etc) aumentarán, es de esperar que la legislación se adecue a este nuevo paradigma.

Así, de cara a esta revolución de la forma de entender el trabajo y la economía, la normativa laboral deberá abordar esta situación como una gran oportunidad, con un foco decidido en la flexibilidad y adaptabilidad, que serán los factores clave en la retención de talento para la empresa de este nuevo milenio.

Cristián Saieh
Panelista Faro Económico
Radio Agricultura

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