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El Mercurio. Alzas en los costos de la cadena logística por largas esperas, congestión o desvíos a otros terminales son algunos de los efectos que señalan en el rubro.
Si bien el principal puerto del país, San Antonio, exhibe cifras al alza en atención de naves y movimiento de carga este año, eso lo está realizando bajo un mayor estrés y aumento de costos para sus operaciones y las de otros actores logísticos que se relacionan con este terminal. Lo anterior, debido a los efectos de los periódicos cierres de actividades del puerto a raíz de marejadas, decisión que recae en la autoridad marítima. Entre enero y agosto de este año, el terminal acumula 44 días de cese de faenas para los buques de gran tamaño que realizan labores de carga en los diversos sitios operados por los concesionarios. Es decir, prácticamente durante un mes y medio no ha podido operar en 2021, confirman en la Empresa Portuaria San Antonio (EPSA).

El año pasado, en igual lapso fueron 68 días de cierre, indica EPSA, en tanto que un reciente informe de la Cámara Marítima Portuaria de Chile (Camport) señaló que el terminal estuvo 80 días sin funcionar en los 12 meses previos al cierre de junio de 2021. Buscar fórmulas para disminuir el número de cese de operaciones por oleajes es uno de los principales desafíos que está abordando el presidente de EPSA, Raimundo Cruzat, quien asumió el cargo hace poco menos de dos meses. Cruzat y los diversos concesionarios portuarios de San Antonio (ver recuadro) plantean soluciones tecnológicas y operativas para evitar cierres, que generan desvíos de naves a otras zonas y el encarecimiento de la logística ligada al comercio exterior. ‘Hay condiciones marítimas que han venido variando en la última década por el cambio climático o el calentamiento global. Lo importante es que todas las industrias, en particular la portuaria, deben saber adaptarse a eso.

Esos cambios seguirán ocurriendo y debemos hacernos cargo. Para eso hay muchas cosas que se pueden hacer, pero se requiere de la participación y el compromiso de múltiples actores’, comenta Cruzat. En materia tecnológica, el presidente de EPSA cuenta que trabajaron en la implementación de un sistema de señalizaciones virtuales, que permiten la recalada de naves sin la necesidad de tener visible todas las enfilaciones físicas. Sin embargo, indica que esto ‘debe ser aprobado por la autoridad marítima, que se ha tomado su tiempo, pero nos urge que se apruebe luego, porque en estas fechas bajan las marejadas y aumenta la vaguada costera, lo que empeora las condiciones de visibilidad’. Asimismo, dice que cuentan con sistemas de modelación de oleaje, lo que permite predecir qué ocurrirá al respecto, para ‘tomar mejores decisiones’. Entre los aspectos más relevantes para los concesionarios portuarios está la actualización de los parámetros de oleaje que llevan al capitán del puerto a determinar el cierre del terminal.

Cruzat cuenta que el rango de operación se elevó recientemente de 1,5 a 1,8 metros, ‘y estamos pidiendo hacer pruebas para que se nos permita operar con 2 metros. Luego nos gustaría llegar a 2,5 metros con ciertas condiciones’, sostiene. Lo anterior, resguardando la seguridad de todos los actores del sistema, dice. Otro punto que considera necesario es que la autoridad marítima y los prácticos —pilotos— ‘deben estar disponibles para hacer uso de la tecnología’, y señala que estos últimos requieren de mayor entrenamiento. También estima que el capitán de puerto se base en parámetros objetivos para cerrar un puerto. ‘Esto requiere que toda la comunidad que participa en este proceso apoye la nueva forma de abordar una condición que afecta a San Antonio y a los puertos de Chile y el mundo.

Soluciones hay y como Puerto San Antonio lideramos esto, porque entendemos que siendo el puerto que más carga mueve en el país, generamos un impacto importante cada día que no operamos’. Respecto de la posibilidad de construir el Puerto Exterior o el Puerto de Gran Escala en San Antonio debido a las condiciones de oleaje, Cruzat afirma que es ‘absolutamente viable’ y que ya existen modelaciones que avalan su construcción. De todos modos, comenta que dicho proyecto requiere de obras de abrigo que se deben diseñar con un cierto nivel de oleaje. El megapuerto se encuentra en tramitación ambiental y EPSA tiene plazo hasta mayo de 2022 para entregar las respuestas a las observaciones contenidas en el Informe Consolidado de Solicitud de Aclaraciones, Rectificaciones y/o Ampliaciones (Icsara).

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