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Gran Reserva es la primera marca de vinos de Viña Concha y Toro en la que el origen de cada variedad se asocia con diferentes ríos de Chile, en el valle de Colchagua, situado en la Región de O’Higgins, en la zona central del país. Esta área ha sido declarada como uno de los 35 hot-spots de la biodiversidad mundial (UICN 2013) por poseer una importante riqueza de flora y fauna.

Justamente por eso, esta nueva línea, lanzada en la semana de la Tierra de este 2022, posee un fuerte compromiso con la sustentabilidad y el medio ambiente, que se traduce en diversas acciones ligadas a preservar la naturaleza, entre ellas, proteger el ecosistema aledaño a las cuencas hidrográficas donde se ubican los viñedos y restaurar su biodiversidad.

El portafolio de Gran Reserva: sauvignon blanc, cabernet sauvignon, carmenere y malbec, proviene de los viñedos ubicados a orillas de los ríos Tinguiririca, Cachapoal y Rapel. Las características de estas zonas influyen en los vinos a través del suelo y el clima.

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El flujo constante de los ríos, que corren desde las montañas de los Andes hasta el océano Pacífico, crea grandes cuencas que actúan como corredores de frío donde la brisa marina o andina enfría el viñedo, generando las condiciones para el cultivo de la vid.

EL FOCO DE CONCHA Y TORO COMO EMPRESA B

De las casi 4.000 Empresas B existentes en el mundo, 200 son compañías chilenas y de éstas, sólo 20 son de la industria de vinos, siendo Concha y Toro una de las más grandes certificada en abril de 2021, después de dos años y medio de evaluación en altos estándares de gestión ambiental y desempeño social.

Además, Gran Reserva cuenta con otras certificaciones de sustentabilidad, como la obtenida a través del Forest Stewardship Council® (FSC®/FSC-C154029), que asegura que la compañía mantiene un compromiso verificable con la conservación y un manejo forestal responsable; la del Código de Sustentabilidad de Vinos de Chil; y la Green-e, relacionada con la energía renovable.

En esta línea, Viña Concha y Toro se integró en el año 2021 a una red global de biodiversidad, lo que la convierte en la primera empresa vitivinícola en aportar con información a eBioAtlas, un proyecto de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) y NatureMetrics, que busca conocer las especies presentes en el ecosistema, así como hábitos de migración.

La compañía es parte de la Red de Huella Hídrica (Water Footprint Network), lo que en el caso de Gran Reserva, se traduce a que el 100% de la electricidad requerida para hacer los vinos, asegura la empresa, proviene de fuentes renovables generadas por energía solar e hídrica; y que todas las uvas utilizadas para su elaboración son producto de prácticas de agricultura sustentable.

Los detalles del packaging, como la botella y etiquetado, van en línea con el objetivo de la marca, siendo ecoglass y de papel reciclado.

“Tanto en los viñedos como en las bodegas se han implementado múltiples acciones y mejoras continuas para que nuestros vinos no solo reflejen nuestro compromiso con la excelencia, sino también expresen el que tenemos con preservar la biodiversidad del lugar”, señala Max Weinlaub, enólogo responsable del Sauvignon Blanc.

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