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Durante esta jornada, la Conferencia Episcopal de Chile se refirió al estallido social generado en Chile e hizo un llamado a tener “generosidad” en esta “hora compleja”.

Esto, con el fin de terminar con la violencia en las calles y así abrir un “diálogo nacional, sin exclusiones, amplio, participativo y diverso”.

Humildemente apelamos a la generosidad de todos para anteponer a cualquier ambición personal o grupal el bien común de la patria, la que nos debiera congregar como una sola familia”, expresaron los obispos.

A esto agregaron que “¡por amor a nuestra patria terminemos con la violencia! Ante las denuncias por violaciones a los derechos humanos, personas fallecidas, heridas, vandalismo, saqueos, destrucción de infraestructura pública y privada, pedimos con fuerza e insistencia que cese todo tipo de violencia, venga de donde venga”, manifestaron.

Asimismo, los obispos expresaron que “nuestra historia nos enseña el grave daño que el quiebre de la institucionalidad y la transgresión sistemática de la dignidad de las personas han dejado en muchos conciudadanos y en el alma de Chile“.

Finalmente, expresaron que “el respeto y el diálogo son hoy una urgencia. En el actual escenario, en que se ha invitado a una amplia reflexión sobre una nueva Constitución, es imprescindible un diálogo nacional sin exclusiones, amplio, participativo y diverso, que no sólo integre a los actores políticos, sino también a todos los hombres y mujeres de buena voluntad; que involucre a los movimientos y organizaciones sociales y laborales, siguiendo el legítimo cauce institucional”, fue parte del mensaje entregado.

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