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El reconocimiento del Banco Mundial sobre su mal manejo ante las denuncias de acoso sexual presentadas por varias mujeres contra un alto funcionario, quien incluso se convirtió luego en ministro de Costa Rica, ejemplifica que al interior de las organizaciones aún queda mucho por hacer en cuanto a prevención del acoso sexual.

En el caso de Chile, un total de 413 denuncias por este delito ha recibido hasta el 3 de octubre de este año la Dirección del Trabajo, según datos entregados por Transparencia a la consultora Praesidium Chile, experta en prevención de este tipo de agresiones.

La curva claramente va en aumento, porque pese a que las cifras de denuncias tanto de este año como del año pasado son menores a las 588 de 2019, posiblemente atribuible a la pandemia, en 2017 se registraron 333 incidencias y al año siguiente se elevó a 522.

A nivel nacional, la región con más denuncias es la Metropolitana, con 122 acusaciones, seguida de la Región de Antofagasta con 43. Aysén, con 2 denuncias, y Los Ríos, con 9, son las regiones con menos incidencias de abuso.

Por ramas de la economía, Actividades no especificadas y otros concentra la mayor cantidad de denuncias (76), seguida de Actividades de servicios administrativos y de apoyo (58) y Comercio al por mayor y menor, reparación de vehículos automotores y motocicletas (52).

Para Ximena Schencke, directora ejecutiva de Praesidium Chile, “esta tendencia es el reflejo de que las personas se están atreviendo a denunciar, lo que es una buena noticia; para eliminar el abuso es clave denunciar, y para ello, difundir las cifras de estas agresiones, que por razones culturales han sido tradicionalmente ocultadas, permite empoderar a las víctimas”.

Los abusos sexuales en el ámbito laboral, es decir contra adultos, “demuestran que no es necesario ser menor de edad para que vulneren tus derechos. Todos podemos ser vulnerables en algún momento de nuestras vidas, y en el caso de las mujeres acosadas muchas veces se trata de personas que necesitan de su trabajo porque son jefas de familia, circunstancia que es aprovechada por el victimario”, sostiene.

Agrega que las empresas y organizaciones actuales deberían tener políticas y normas destinadas a generar una cultura de seguridad al interior de estas. “Para construir ambientes seguros se requiere del compromiso del liderazgo y de las herramientas adecuadas. Sabemos que la prevención del acoso sexual sí es posible”.

“En Chile aún es muy baja la cifra de empresas que cuentan con algún tipo de protocolo para evitar la ocurrencia de abusos sexuales. Además, no basta con solo tener un protocolo; una prevención eficiente incluye la creación de una cultura de seguridad al interior de la organización, a través de un trabajo diario, donde exista una revisión permanente de las normas y donde todos se sientan involucrados”, sostiene Schencke.

Como consejo para aquellas organizaciones que quieran avanzar en esta materia, la directora ejecutiva de Praesidium Chile señala que lo fundamental es, en primer lugar, evaluar si la prevención del acoso sexual está incorporada en el código de conducta de la organización y si existen canales seguros y conocidos para denunciar estos hechos.

 

 

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