El Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, autorizó el despliegue de 300 miembros de la Guardia Nacional de Illinois hacia la ciudad de Chicago para “proteger agentes federales y activos”, en medio de lo que describió como episodios de violencia, disturbios y una falta de acción por parte de las autoridades locales.
La portavoz de la Casa Blanca, Abigail Jackson, señaló que la decisión responde a una situación en la que algunos líderes locales “se han negado a actuar para sofocar” los altercados. Jackson añadió: “El Presidente Trump no ignorará la anarquía que afecta a las ciudades estadounidenses”.
Esta medida provocó una fuerte reacción del gobernador de Illinois, JB Pritzker, quien calificó el ultimátum recibido como “absolutamente indignante e inconstitucional”.
Según Pritzker, se le exigió movilizar sus tropas bajo amenaza de intervención federal, una situación que consideró una agresión al principio de soberanía estatal.
Otros funcionarios federales defendieron el enfoque. Trump, al referirse al gobernador, declaró: “Creo que tiene miedo por su vida… Cuando pueden haber 40 o 50 muertos durante los últimos meses, cientos de heridos, no hay lugar igual a ese en el mundo”.
El episodio se enmarca también dentro de la operación migratoria denominada Operation Midway Blitz, que ha intensificado las acciones de agentes federales de inmigración en Chicago y ha congregado críticas de líderes locales que acusan al gobierno de emplear la militarización como método de control interno.