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El chileno Marcelo Ríos dejó de ser entrenador del joven chino Juncheng Shang. El ex número uno del mundo confesó que se enteró de la noticia de forma sorpresiva y que la decisión pasó por el padre del tenista de 17 años.

“A mí no me dieron ninguna razón por la que terminamos. No me dijeron ‘no te gusta cómo te vestís’. Ni una hueá. Esto lo supe por mi agente, que me dice ‘malas noticias, no vas a seguir con Jerry’. Dije ‘ah, perfecto’. Y justo venía en el avión de Atlanta a Sarasota. Me bajé y pillé de sorpresa a Jerry y sus papás y les pregunté ‘¿así que terminamos?’. No se esperaban que yo supiera, pensaban decírmelo a través del agente. Y el papá me dice ‘sí’. Le respondí ‘la raja, todo perfecto, pero me encantaría saber la razón por la que terminamos’. Entonces, el papá se pone a hablar y no le entiendo ni raja. Después le digo: ‘Jerry, ¿me puedes explicar tú?’. Y él me responde ‘mi papá dice…’”, relató Ríos a La Tercera.

“Yo creo que esta fue una decisión del papá. No fue decisión de Jerry. Aparte la mamá y el papá se agarran todo el día y eso le hace mal al pendejo. No sé qué mierda hablarán, pero sé que la mamá estaba bien contenta. Le dije a Jerry que lo conocí súper poco y al papá que no podía ser que todo el día anduviera peleando. Se sale de sí, empieza a gritar o se va a la chucha. Es una cultura muy difícil. Es súper difícil convivir con ellos, no estoy dando excusa de nada, pero que me echen y me digan ‘hicimos cuatro primeras rondas, la raja’. Pero el tipo hizo dos finales y está 190. Entonces, por resultados no pueden huevear. Pero da igual. A mí no me influye. Yo te digo la verdad: no lo estaba pasando bien con el viejo”, agregó.

“Los papás metidos dentro de la cancha son de terror. Le hacen todo. Y lo peor es que habla en chino y no le entiendo ni raja. De repente lo putea, porque se entiende cuando están a los gritos. Yo tengo mi nombre igual y no estoy para un espectáculo cada vez que juegue Jerry”, continuó.

Respecto a su experiencia como coach de Juncheng Shang, Ríos sostuvo que “me siento tranquilo, porque lo ayudé. Que haya subido del 380 al 190 es un paso grande, y si ellos quieren un hueón más pajero al lado, perfecto. Pero yo no voy a transar. Yo estoy acá para ser top ten, no para ser 150 o 200. Es muy talentoso, juega muy bien, le falta mucho que aprender, pero es muy pajero. Es muy cómodo. Le decía que entrenáramos en la tarde y no quería, me decía que tenía que hacer físico. El pendejo es la raja, le falta cambiar esa mentalidad y ser un perro en la cancha. Si realmente se sacara la chucha, puede ser muy bueno”.

Por último, se refirió a la posibilidad de entrenar a otro jugador. “La experiencia que tuve no fue mala, pero entrenar a un tipo que esté 10 del mundo no me intersa, porque no le puedo cambiar nada. No me llama la atención”, cerró.

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