Andrónico Luksic ha pasado la mayor parte de la pandemia en Villa O’Higgins, en la Región de Aysén. Allí, en su hacienda Las Margaritas, ha seguido sus negocios y la contingencia nacional.
Según lo publicado por el Diario Financiero, el empresario, al igual que el resto de las personas, está viviendo en un «modo Covid-19». Luce pelo largo, que se lo amarra con un moño, y chalecos de lana, y con ese look se conecta a las reuniones por Zoom, o se pasea por el pueblo.
Los sábados, Luksic acostumbra despertarse temprano y recorre el campo con sus trabajadores, ya sea por moto a cuatro ruedas, caballo o camioneta, dependiendo el clima. En su agenda también está, cada 15 días, reunirse con la comunidad y organizar almuerzos que, además, ayudan a la economía local. Luego de las comidas, la publicación afirma que el millonario acostumbra pedir los contactos para luego encargar preparaciones.
A Luksic se le ve feliz y libre. Maneja solo y deambula por el pueblo con naturalidad. Por eso, los demás vecinos ya lo sienten como un local no más y lo invitan a asados, donde ha confesado que le tiene «harto respeto» al virus, y por eso su decisión de mantenerse aislado en el sur. Tanta ha sido la cercanía con el pueblo, que hasta es parte de la junta vecinos y el alcalde ya lo propone como presidente de la instancia.
La vida en Villa O’Higgins no ha estado exenta de problemas que los mismos locales deben sufrir, como la mala conectividad a internet en la zona, y que el mismo Luksic intercedió para una solución. Según el diario económico, fue él mismo quien concertó una reunión con el presidente de Entel, Antonio Büchi, que, a su vez, es hermano de Hernán Büchi, miembro del directorio de Quiñenco. Dos semanas después de la cita, los inconvenientes se solucionaron para todo el pueblo.