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Setecientas ochenta y dos denuncias por abusos sexuales en la Región Metropolitana recibió la Dirección del Trabajo entre los años 2017 y noviembre de 2020, lo que la convierte en la zona de mayor incidencia nacional de este delito. La sigue la Región de Valparaíso, con 200 denuncias, y juntas representan el 52% del total de las acusaciones por este tipo de agresiones que se registran a nivel nacional. Como contraparte, la Región de Aysén es la que figura con menos denuncias, con solo 12 casos en los últimos cuatro años.

Según un informe del Departamento de Estudios de la Dirección del Trabajo, la actividad económica que concentra las mayores denuncias es Comercio al por mayor y menor, reparación de vehículos automotores y motocicletas, con 318 casos en ese lapso, seguida de Actividad de servicios administrativos y de apoyo, con 314 denuncias, y Actividades de alojamiento y de servicio de comidas, con 168 incidencias. Las ramas económicas con menos denuncias, en tanto, son Suministro de electricidad, gas, vapor y aire acondicionado, con solo 5 acusaciones, y Actividades inmobiliarias, con 8 menciones.

Las estadísticas de la Dirección del Trabajo también evidencian una tendencia al alza en el número de denuncias que se ha registrado en los últimos cuatro años. Es así que en 2017 el organismo recibió 333 acusaciones, al año siguiente la cifra subió a 522, llegando en 2019 a 588 denuncias. A noviembre de 2020, y pese a la pandemia, el número llegó a 425.

Para la experta en prevención de abusos sexuales y directora ejecutiva de Praesidium Chile, Ximena Schencke, este mayor número de denuncias es el reflejo de que las personas se están atreviendo a acusar y tomar medidas para sancionar al victimario, lo que “es una muy buena noticia porque hace mucha falta poder transparentar las reales cifras de este delito en Chile, el que por razones culturales había sido tradicionalmente ocultado por parte de las víctimas”.

La especialista agrega que los abusos sexuales en el ámbito laboral, es decir a personas mayores de edad, “demuestra que no es necesario que seas un menor para que te vulneren en tus derechos. Todos somos vulnerables en algún aspecto de nuestras vidas, y en el caso de las mujeres acosadas muchas veces se trata de personas que necesitan de su trabajo porque son jefas de familia, circunstancia que es aprovechada por el victimario”, sostiene.

Agrega que las empresas y organizaciones modernas deberían tener programas y protocolos destinados a generar una cultura de seguridad al interior de las mismas. “Para construir ambientes seguros se requieren herramientas adecuadas y conocidas por todos. En materia de abusos sexuales, la prevención sí es posible”, sostiene Schencke, agregando que, además del enorme daño personal de por vida que estas agresiones provocan en las víctimas, una sola acusación de este tipo puede llevar a una empresa a la quiebra.

“En Chile, prácticamente no existen empresas que tengan implementados protocolos para evitar la ocurrencia de abusos sexuales, no así en Estados Unidos o Europa, donde ya existe una cultura de seguridad que considera fundamental que este tipo de organizaciones cuenten con programas de prevención en estas materias”, concluye.

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