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copeval1Este año hicieron los primeros envíos a países de la Costa Pacífico.

“Esta es una empresa hecha y derecha, domiciliada en la avenida Manuel Rodríguez de San Fernando, pero que se codea con las autoridades de Washington”. Así resume Gonzalo Martino la nueva realidad de Copeval, nacida como una pequeña cooperativa colchagüina y que hoy es una sociedad anónima abierta en la bolsa y el mayor distribuidor de insumos, servicios y maquinaria agrícola de nuestro país.

Esta semana, el Banco Mundial, a través de su principal institución para mercados emergentes, IFC (Corporación Financiera Internacional), entró a la propiedad de Copeval.

La operación se hizo pública a fines de 2014, pero por varios motivos -por ejemplo, tuvieron que cambiar los estatutos- demoró casi dos años en concretarse. Finalmente, la IFC materializó un aumento de capital por US$ 15 millones y tomó el 17,98% de Copeval.

¿Por qué IFC, y no otro socio? “IFC es el Banco Mundial, que siempre ha estado interesado en participar en negocios donde pueden agregar valor (…) Tenemos una red de distribución de Copiapó a Puerto Varas, 27 sucursales, siete plantas de almacenamiento y secado de granos, dos fábricas de alimento pecuario. Sin duda que si querían agregar valor a la industria agrícola veían en Copeval la organización que les permitiría hacerlo de la manera más eficiente”, dice Martino, presidente de la firma.

“La transacción no se cayó nunca”

Por el tiempo que transcurrió entre el anuncio a fines de 2014 y el anuncio de esta semana en que se concretó el negocio, aumentó el precio de la acción acordado, incrementándose aproximadamente 10% y pasando desde $1.252,26 la acción en noviembre de 2014 a $1.362,20 en julio. “La empresa tenía una posición distinta. Luego de un año y medio de resultados, veíamos que era cada vez más robusta”, explica.

En todo caso, “la transacción no se cayó nunca”, recalca Cristián Bulnes, gerente general de Copeval.

Para viabilizar el ingreso de IFC, parte de los socios configuraron un pacto de accionistas que incluye al nuevo inversionista foráneo. Los mayores socios son Gonzalo Martino (que después del aumento de capital quedó con el 19,31% de la propiedad), Hernán Bozzo (con el 15,17%) y la propia IFC, con casi el 18% de la compañía. Y con una participación más pequeña están las familias Lorenzoni, Margozzini, Mayol y Vargas, con otro 7,4% en dicho pacto.

La familia Ariztía decidió marginarse del pacto, porque en momentos en que se selló el acuerdo enfrentaba por su negocio avícola una posible multa por la colusión de los pollos. “Querían tener la libertad suficiente en caso de requerir vender este activo, si es que lo necesitaban, por la multa”, explica Martino.

Agrega que “eso significaba que en un principio no cumplíamos con el acuerdo con la IFC en el volumen de acciones comprometidas a actuar en conjunto”. No obstante, tras el aumento de capital, Ariztía sigue participando en Copeval, con el 17,4% de la propiedad.

Martino explica que el acuerdo con la IFC es del orden de los siete años, aunque dice que no es una fecha obligatoria para las partes. Además, no incluye ninguna obligación de compra y venta de acciones entre los socios ( put y call ). Los inversionistas chilenos en el pacto tendrán una opción preferente para comprar acciones a la IFC cuando decida retirarse.

Este año realizaron los primeros envíos

Antes del aumento de capital, el patrimonio de Copeval era del orden de US$ 85 millones, y hoy se acerca a los US$ 100 millones, destaca Martino. “Eso nos permite seguir enfrentando el crecimiento para los próximos tres a cuatro años”, agrega.

Copeval tiene entre 40 mil y 45 mil clientes activos durante el año, y una de sus áreas más conocidas es la de financiamiento de capital de trabajo de los agricultores; es decir, vende al contado, y también da facilidades para que los agricultores compren productos y servicios. La intención -dice Bulnes- “es poner más plata y mayor compromiso en la transformación que está teniendo la agricultura, que se está transformando en más intensiva en capital”.

¿Tienen más planes? Hay dos líneas. Este año hicieron las primeras exportaciones de alimentos pecuarios producidos en sus plantas a dos países de la Costa Pacífico, cuenta Bulnes. “El próximo año exportaremos más”, adelanta.

También han sondeado países para internacionalizarse. Ejecutivos de Copeval han viajado a conocer mercados como Perú y Colombia. “Las empresas agroquímicas nos están diciendo ‘quiero operar contigo, implementemos tu modelo en Perú'”, cuenta Bulnes. Aunque por ahora -agrega- no es el momento, porque prefieren conocer más los mercados antes de dar el salto.

Las oportunidades de negocios llegan mucho a través de mí. Las que me tincan las someto a la consideración de todos los estamentos, y si me dicen que no, digo que no. Hay algunas que de porfiado he dicho que sí; por ejemplo, el Canal del Fútbol”.

“Las oportunidades de negocios llegan mucho a través de mí. Las que me tincan las someto a la consideración de todos los estamentos, y si me dicen que no, digo que no. Hay algunas que de porfiado he dicho que sí; por ejemplo, el Canal del Fútbol”.

Concesión del CDF: “No hay ningún proceso formal para ningún tipo de operación”

Aparte de Copeval, uno de los negocios más conocidos de Gonzalo Martino es el Canal del Fútbol (CDF). Integra un grupo de accionistas, liderados por Jorge Claro, que en conjunto tienen el 20% de la señal televisiva. El otro 80% está en manos de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP).

Por contrato hay una ventana que se abre cada cierto tiempo para que la ANFP le compre la participación a Claro y sus socios. A principios de este año, justamente, se abrió esa ventana para que la ANFP comprara. Sin embargo, en medio de los escándalos del fútbol chileno, la ANFP no tomó la opción, y el plazo para comprar venció en marzo. En ese momento se habló, incluso, de una prórroga del plazo para comprar, lo que no prosperó, por lo que la nueva ventana para que la ANFP compre se abre en 2021.

Hoy ha trascendido que la ANFP y Claro con sus socios concesionarían en conjunto la señal a operadores extranjeros. Pero Martino pone paños fríos. “Hoy no hay ningún proceso formal para ningún tipo de operación”, asegura.

El CDF tiene un valor estimado en torno a los US$ 1.000 millones. Sobre la opción de vender su participación o no, Martino se declara indiferente: “La oferta sería en función de la capacidad de generación que el CDF tiene hoy. Sigue siendo una inversión muy buena; a mayor riesgo, las rentabilidades son mejores”.

Volkswagen y el escándalo de las emisiones: “Se vio afectada la venta”

Su pasión por los autos es la génesis de otra de las firmas de Gonzalo Martino, Klassik Car, distribuidor de Audi, Volkswagen y Skoda en el país.

Con un solo local en Vitacura, la firma es un negocio de $20 mil millones al año. En Chile, el representante de Volkswagen, y con quien se relaciona Klassik Car, es Porsche Chile, que a su vez es una firma relacionada de Porsche holding .

En el primer semestre estalló un escándalo a nivel mundial en el que Volkswagen reconoció a las autoridades estadounidenses haber manipulado las emisiones de gases de sus autos diésel. Un episodio que involucró a cerca de 11 millones de vehículos.

“Por ese fenómeno, en el primer semestre se vio afectada la venta de las marcas que representamos. Afectó del rango del 20% en las ventas y se mantuvo por algunos meses. Hoy, porque ha pasado tiempo y hay políticas más agresivas de precios, hemos repuntado”, dice Martino. Agrega que descartó pedir una indemnización a la matriz.

Fuente: El Mercurio

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