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sol-tiempo2Estudio fue desarrollado entre expertos de la U. de Chile y el Ministerio de Medio Ambiente. Experto a cargo del proyecto asegura que el secano regional podría transformarse en una alternativa importante para el agro ante el calentamiento de los valles del interior en dos grados celsius a 2050.

Más de un año de intenso trabajo fue el que tomó la realización del estudio “Elaboración de base digital del clima comunal de Chile: línea base (años 1980-2010) y proyección al año 2050”, desarrollado por la consultora Desarrollo Productivo, por encargo de Ministerio del Medio Ambiente.

El objetivo de este trabajo, era demostrar con datos concretos cuáles serán las variaciones tanto en temperaturas como en precipitaciones para los próximos 50 años comuna por comuna, un trabajo nunca antes realizado en el país.

Fernando Santibañez, académico de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Chile fue quien estuvo a cargo del proyecto que en primer lugar tomó una línea base de datos de 30 años, desde 1980 a 2010 con la cual se construyó el perfil climático de cada una de las 342 comunas de Chile.

Para ello se usaron las cientos de estaciones meteorológicas que recorren el país de norte a sur, y junto a ello se sumaron datos como parámetros de temperaturas extremas, precipitación, radiación solar, humedad relativa y evapotranspiración, en una escala de 1 km2.

Una vez la base fue realizada, los expertos procedieron a calcular cómo cambiará el clima de aquí a 30 años más, lo que trajo consigo la constatación de los efectos del calentamiento global, con un alza importante de temperaturas en todas las comunas.

De acuerdo a las cifras, el aumento de temperaturas se hará más evidente entre la Primera y la Séptima región donde la temperaturas máximas de verano e invierno suben en promedio 2 ° Celsius.

Según el informe, una de las variaciones más importantes es la que vivirá la Región Metropolitana y especialmente Santiago, que llegó a marcar un alza de 2,7 grados de aquí a 2050, la más alta del país; lo que tendría su causa en la estructura montañosa que deja a la capital dentro de una cuenca que no tiene acceso a los vientos de la costa.

Tal como afirmó el profesor Santibáñez, el estudio vino a comprobar oficialmente que el cambio del clima en Chile es un hecho y que además no es un proceso natural sino más bien un cambio abrupto que traerá consigo importante desafíos a nivel país “ Aún hay gente que cree que estos cambios son ciclos naturales, parece increíble con la evidencia científica que hay. Hay ciclos naturales, pero toman miles de años y lo que estamos viendo está ocurriendo en 100 años”, aseguró el académico.

CAMBIO CLIMATICO EN OHIGINS

Los efectos del cambio climático y del alza de temperaturas también afectarán a la Región de O’Higgins. Según lo indicado por el estudio, cada una de las 33 comunas del Libertador aumentará sus temperaturas máximas a un promedio de 2° celsius al año 2050.

Según el profesor Fernando Santibáñez serán los valles cordilleranos los que vivirán de manera más fuerte los efectos del calentamiento global “las temperaturas máximas se elevaran bastante más en las zonas interiores, más abrigadas de la influencia marina, especialmente detrás de las partes altas de la costa (Marchigue y cuenca de Rancagua).

Ello se debe a que al ingresar brisas desde la costa, el aire debe saltar los cerros y al bajar por el lado interior de los cerros se calienta. Como se prevé que en el futuro ingrese más aire marino, entonces este fenómeno podría aumentar la intensidad de estos “puntos calientes” interiores”.

En cuanto al Secano interior y costero, Santibáñez afirma que si bien es una zona compleja, su situación a 2050 podría ser más positiva que la del interior de la región, en cuanto a lo que tiene que ver con temperatura, pero la escasez de lluvia obligaría a tomar resguardos especiales: “Las zonas costeras son las que podrían verse más afectadas por una posible caída en la pluviometría, tal como ha venido ocurriendo desde hace casi un siglo. Esto coincide precisamente con el secano y la pequeña propiedad costera de la región. En zonas interiores es muy posible que la pluviometría tanga una baja pero mucho menos marcada”.

El experto agrega que “paralelamente, en zonas costeras se espera que las temperaturas varíen menos que en el interior, lo que les haría más interesantes para el cultivo. Todo esto se resuelve con el riego, yo no descarto que en el futuro se hagan grandes esfuerzos para llevar agua de riego a estas zonas costeras que mantendrán un clima más favorable, aunque más seco. Si no hacemos nada el impacto para la agricultura del secano costero puede ser dramático, pero bajo riego se abre una tremenda oportunidad”.

EL AGRO: PROBAR CON SISTEMAS AGROFORESTALES

Respecto al agricultura, donde la región es líder nacional, el académico indica que no son los cultivos ni las plantaciones lo que debe cambiar sino que más bien la tecnología de la producción. “ Yo no creo que la región tenga que cambiar radicalmente su agricultura, lo que tendrá que cambiar es la tecnología de producción. En un clima sujeto a extremas más frecuentes se requerirán de mejores sistemas de monitoreo y alerta climática, de cultivo con sistemas de protección, y es probable que en el futuro veamos más uso de mallas, techos sintéticos, protectores químicos, variedades resistentes al estrés, y sistemas agroforestales”.

En cuanto a los sistemas agroforestales, Santibañez detalla “estos últimos, creo que es la forma más inteligente, natural y barata de enfrentar los extremos climáticos, el sistema agroforestal es el uso mixto de arboles y cultivos bajos (incluso frutales bajos). Se aprovecha el efecto protector contra el viento, contra la temperatura excesiva, contra el granizo de los arboles altos, en beneficio de otra especie baja. Es probable que algunos cambios también ocurran en el uso del suelo, los cítricos y varias otras especies subtropicales, con un par de grados más ganan en competitividad, y a su vez necesitamos proyectar donde habrían mejores y peores condiciones para cada especie para así mejor orientar las inversiones futuras en la fruticultura”.

BAJAS EN LAS PRECIPITACIONES

Como ya es una tendencia que se está repitiendo en los últimos años, el cambio climático traerá consigo una fuerte escasez en las precipitaciones. Al mismo tiempo el estudio advierte una elevación de la isoterma cero cordillerana lo que traerá consigo un derretimiento de las nieves que entregan agua, especialmente de riego durante el verano: “El efecto más notable que tendría la subida de la isoterma 0°C es que en la cordillera tendería a llover agua líquida y menos nieve hasta más arriba; unos 300 a 500 metros más o menos, más arriba de lo actual. Esto acentuaría el escurrimiento invernal de los ríos reduciendo la disponibilidad de agua para el verano. Por esta razón tenemos una importante tarea que la de de pensar cómo retenemos el agua a través de obras grandes, medianas, y pequeñas”, sentenció Fernando Santibáñez.

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