EGO (Enhaced Geometric Object) es una de las últimas innovaciones de la industria de la botella de vidrio en Chile.
El perfil del consumidor de vino está cambiando y las nuevas generaciones, especialmente los Millenials, basan sus decisiones de compra sobre un abanico mucho más amplio de factores.
La botella puede contribuir a transmitir conceptos y sensaciones. Para ello se requiere innovar y en ocasiones transgredir los códigos clásicos.
La gama de botellas EGO, es una de las innovaciones más interesantes del año para la industria vitivinícola. “Está diseñada pensando en el segmento de vinos de alta gama y en el respecto del medio ambiente. Se trata de contribuir a la sustentabilidad que las compañías demandan en Chile y también en el resto del mundo”, comenta Navarro.
La tendencia de la última década muestra que los consumidores de países desarrollados buscan productos Premium respetuosos con el entorno y con valor agregado. Hasta ahora no existían alternativas bajo los 700 gramos capaces de sustituir a las botellas pesadas comúnmente empleadas en los segmentos superiores.
“El fondo de las botellas EGO, de picada ultraprofunda (61mm) es el elemento central que realza la imagen y permite mantener una estética robusta, disminuyendo el peso significativamente”, detalla Gabriel Navarro.
En términos concretos, las botellas EGO de Verallia reducen, sólo en su fabricación, en torno al 25% las emisiones de CO 2 respecto a una botella equivalente en el mercado– por ejemplo pasan de un peso de 870 a 650 gramos, y si a esto le sumamos el transporte y lo llevamos a escalas de un contenedor de 40 pies (22 pallets), el impacto sobre el medio ambiente es considerablemente menor.
“Satisfacen no sólo las demandas estéticas de los vinos de alta gama, sino que además la sustentabilidad que demandan las viñas. Son, al menos, un 25% más livianas que envases de imagen similar, lo que implica emisiones de CO 2 sensiblemente menores en su fabricación y logística”, agrega Gabriel Navarro.
Fuente: Verallia