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El gerente de Agua y Energía de Codelco, Francisco Danitz, advirtió que este objetivo se dificulta por tratarse de activos estratégicos y dada la falta de coincidencia en los plazos de los proyectos de cada una de las mineras.
En medio del aumento por los proyectos de plantas desaladoras para la minería, el gerente de Agua y Energía de Codelco, Francisco Danitz, abordó el jueves en Expomin la iniciativa por cerca de US$ 1.000 millones en inversión que planea impulsar la estatal para abastecer al Distrito Norte. Y también fue el momento para reflexionar sobre la posibilidad de compartir infraestructura con otros usuarios en la zona ante la inquietud por enfrentar las necesidades hídricas.

Consultado por si no fue posible en esta planta desaladora de la estatal pensar en una infraestructura compartida con otras mineras o usuarios, Danitz reconoció que es una pregunta recurrente y que, incluso, ha venido también de la propia autoridad. Y aunque destacó que en las mineras está siempre la voluntad de hacer cosas en conjunto, indicó que a veces no calzan los timing respectivos.

En esa línea, recordó cuando las mineras trataron de ponerse de acuerdo para buscar soluciones a la crisis de gas argentino, algunos finalmente terminaron involucrados en proyectos y otros no, lo que también pasa con las líneas eléctricas. Según el ejecutivo, en esto influye que se trata de activos muy estratégicos donde depender de terceros es complejo.

Y, lo segundo, es tratar de hacer coincidir los timing de los distintos proyectos de las compañías. Pero Danitz fue claro en advertir que en este tema no se cierran hacia adelante. ‘El hecho de que en el norte vayan a haber varias desaladoras, quizás el día de mañana esto se pueda transformar en algo parecido a la línea eléctrica en donde podamos darnos respaldo mutuo.

Las plantas fallan o tienen que salir a mantenimiento’, dijo. Y agregó: ‘Tener la opción de tener respaldo entre las distintas compañías, creo que va a ser algo valioso para explorar a futuro’.

Sobre la megadesaladora para el Distrito Norte -donde tres operaciones serán suministradas por esta planta: Radomiro Tomic, Ministro Hales y Chuquicamata- precisó que abarcarán tres comunas (Tocopilla, María Elena y Calama) y es básicamente un acueducto de 160 kilómetros, en 48 pulgadas, que va soterrado. Además, tiene un caudal de diseño de cerca de 2 mil litros por segundo y se contemplan tres estaciones de bombeo, ya que en una optimización la cuarta de éstas que se había pensado originalmente en definitiva no se utilizará.

La iniciativa -que tendrá una vida útil de 28 años- requerirá del orden de 2.700 trabajadores en el peak su de construcción que demorará unos 34 meses. ‘Si todo anda bien, deberíamos estar partiendo el próximo año y debiésemos entrar en operación en 2024’, puntualizó. Además, sostuvo que el proyecto ‘es fundamental para el desarrollo de nuestro Distrito Norte’.

Marco regulatorio

El ejecutivo de la cuprífera también se refirió al marco regulatorio del agua en Chile, particularmente, en la propiedad del agua desalada. A su juicio, en general hay existe incertidumbre a largo plazo sobre cuál será la regulación que primará sobre el agua desalada. De hecho, recordó que ‘no es casualidad’ la creación de una asociación gremial para tratar de abordar estos temas.

‘Si bien no es nueva en tanto solución tecnológica, en Chile como implementación no es tan antigua, al menos para las mineras. Ahí hay un tremendo desafío de ver la manera en la cual nos vamos a tener que ir ajustando a la regulación que va a ir modificándose. No solo en tanto al producto en sí, sino que también al origen del agua que es el mar y los efectos que eventualmente puedan desarrollarse si es que mañana son demasiadas las plantas desaladoras’, advirtió.

Por hoy, para Danitz ‘es la tecnología que tenemos, que estamos desarrollando, pero el día de mañana tendremos que ir viendo si aparece una nueva tecnología y cómo la regulación nos va a ir llevando’.

En esa línea, recalcó que las mineras están todas en lo mismo en el tema del agua, ya que al menos en el norte grande, están yendo al agua de mar al no tener hoy otra alternativa. ‘Todas las compañías mineras estamos haciendo lo mismo, vigilancia hídrica en las distintas cuencas, de modo tal de ver qué otras alternativas tenemos y de no casarnos con una única’, indicó.

Explicó que más allá del costo de un proyecto grande como una desaladora, también es necesario ver si existen alternativas que convivan en el ecosistema. ‘Buscar una solución particular que resuelva el problema como minera no necesariamente es la solución óptima, porque a veces tienes que resolver los problemas también del ecosistema completo; de lo contrario, va a durar poco’, sentenció, agregando que ‘el tema regulatorio es una variable bien importante en ese análisis’.

Fuente: DF

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