¿Por qué es importante que los productores lecheros y la cadena en su conjunto se certifique como sustentable? Y ¿cómo, desde cada parte del sector productivo, lo comunicamos a la comunidad y a los consumidores?
Ambas interrogantes forman parte de los desafíos en sustentabilidad para este 2022, cuyo hito más cercano parte en enero, cuando comience el proceso de certificación para el sello Chile Origen Consciente, que permitirá que los productores participantes puedan medir y certificar la sustentabilidad de sus procesos, tal como informa diariolechero.cl.
Este sello, es impulsado por el ministerio de Agricultura con el apoyo del Consorcio Lechero, siendo una manera de evaluación y análisis de cada productor y ayuda a construir una ruta de avance a la medida de cada realidad.
El desafío se está asumiendo con la participación de productores lecheros entre la Región Metropolitana a la Región de Los Lagos, que durante enero comenzarán a desarrollar el Estándar de Sustentabilidad para Predios Lecheros.
“Al conversar con los productores, nos cuentan que participar en el diseño de este estándar les ayudó a ver que ya desarrollaban acciones sustentables, sobre todo en materia de manejo del rebaño, la fertilización de suelos, el bienestar animal, disposición de los residuos y eficiencia en el uso de agua, por ejemplo. La buena noticia es que son acciones que se están realizando y lo que se quiere hacer es medirlas”, resume Natalie Jones, coordinadora de Sustentabilidadel del Consorcio Lechero.
Participar en el programa Chile Origen Consciente les permitirá mejorar sus procesos y avanzar en el fortalecimiento de una imagen positiva hacia la comunidad y los consumidores, quienes tendrán la certeza que los productos lácteos que consumen provienen de predios que están trabajando en sustentabilidad, la están midiendo y pueden demostrarla.
Un sello como éste asegura, en una modalidad validada internacionalmente y hecha de acuerdo a la realidad productiva nacional, que productores de cualquier tamaño, zona y nivel tecnológico, puedan chequear y mejorar, cuando corresponda, lo que están haciendo. Y en cada punto, ir avanzando en la medida de cada productor.
Gracias a este sello, la comunidad tendrá un indicador irrefutable en términos ambientales, económicos y sociales del proceso, abarcando el bienestar animal, las condiciones laborales de las personas, la protección de bosques y cursos de agua y una apropiada disposición de los residuos, entre otros.
Sectorialmente, es una oportunidad para comunicar el rol real de los rumiantes en el cambio climático, de manera que los consumidores y la comunidad puedan cambiar su percepción, tarea que requiere el compromiso de todo el sector lácteo. La realidad es que las vacas lecheras sólo aporta un 0,9% de los Gases de Efecto Invernadero en el país y que el metano producido por los rebaños tiene una vida en la atmósfera mucho más corta que lo que se creía, destaca Natalie Jones.
“Nuestra convicción es que a nivel sectorial hay un compromiso y acciones en pos de la sustentabilidad. Demostrarlo es un desafío y una oportunidad sectorial y para el país, con alimentos que vendrán de una cadena productiva probadamente sustentable. Y eso le abre oportunidades en los mercados internacionales a nuestros lácteos y, lo mejor, desde procesos respetuosos del entorno y las personas”, concluye Natalie Jones.
Otros desafíos que está asumiendo el sector lechero son el proyecto Lechería Circular, con el objetivo de reciclar los residuos plásticos a nivel de campo. y el APL Industria Procesadora Láctea Sustentable en el cual 15 plantas procesadoras, que representan más del 85% de la producción nacional, están certificando la sustentabilidad de sus procesos.