Captura CHV
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En el último capítulo de “El Discípulo del Chef” los participantes debieron cocinar nada más que el menú del Titanic, en donde un integrante del equipo azul sufrió bastante en la elaboración.

“Me harían bien 20 minutos más. Te juro que este no es mi día, creo nunca había estado tan estresado en El Discípulo“, fue parte de lo que expresó el participante Max Cabezón, sin ocultar su complicación a la hora de cocinar.

Luego, mientras cocinaba, señaló: “Me superó el nivel de exigencia, lo reconozco, lo que no quita que con un poco más de práctica puedo hacerlo de mejor manera. Hoy fallé, encontré una manera de no hacerlo bien“.

Tras esto, Cabezón presentó su preparación a Yann Yvin, la cual correspondía a unos alfajores bañados en caramelo. “Hemos estado hablando de la primera clase y poco se hablaba de la tercera clase”, señaló.

Hoy era primera clase, no me importan tu discurso. Te pones el parche antes de la herida, huele a algo que no funciono por aquí. Max, te conozco, eres bueno para vender la pomada”, respondió el francés Yann Yvin.

Luego Cabezón sumó: “Usted lo dijo, yo le hago caso. Hay que defender el plato hasta la muerte. Usted es el profesor, yo el discípulo”.

Sin embargo, el chef Francés tuvo un duro dictamen: “Huele a chiva, pero de este porte. Veamos el sabor, es válido defender el plato, pero tiene que tener contenido. Tu plato no tiene mucho que ofrecer, la presentación está como las hue**, el sabor salva, la masa bien, pero esa cosa que parece un pequeño mojón de gatito, mira eso”.

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