
El Día de la Madre suele ser un momento lleno de amor, sorpresas y regaloneos para muchas mujeres, pero para Diana Bolocco este día no siempre fue motivo de celebración. De hecho, la conocida conductora vivió una experiencia tan dolorosa que terminó llorando en el baño de un restaurante.
El Día de la Madre que Diana nunca olvidó
Todo comenzó cuando Diana se casó con Cristián Sánchez. Ya era madre de dos hijos, pero, según relató, nunca fue celebrada como correspondía en el Día de la Madre. Con el paso de los años, la esperanza de recibir un regalo o una sorpresa se fue desvaneciendo, hasta que llegó el momento en que nació Facundo.
“Todos los años, yo decía: ‘Ya, qué bueno, ahora me va a llegar un regalo’… pero no era el Día de la Madre que esperaba”, contó Diana en su podcast “Hasta que el podcast nos separe”.
Una esperanza rota cada año
Cuando nació su hija Gracia, Diana pensó que las cosas cambiarían. “Me levanté con la esperanza de que este Día de la Madre sí sería diferente”, dijo. Pero, al igual que en años anteriores, nada sucedió.
“El saludo al levantarme fue el de todos los días. Pensé que tal vez la sorpresa llegaría más tarde… pero nada, nadie me dijo ni siquiera ‘Feliz Día’”, relató.
El almuerzo que nunca llegó
La esperanza de Diana no se rindió y pensó que, por lo menos, la invitarían a su restaurante favorito. Pero no fue así. “Llega la hora del almuerzo y Cristián prende la tele, agarra su plato y se va a comer a otro lado para ver el partido de fútbol”, recordó, con un tono entre triste y cómico.
En ese momento, Diana se quedó sola, pero mantuvo su esperanza: “¿Y por qué no salimos a comer? ¿No es mi Día de la Madre?”. Sin embargo, ni siquiera esa sugerencia fue suficiente para que su familia se diera cuenta de lo que estaba pasando.
La flor y las lágrimas
Finalmente, la familia fue a comer a un restaurante, y aunque no se mencionó el Día de la Madre, algo sucedió al final de la comida que dejó a Diana con sentimientos encontrados. “Cuando llegó el postre, el mozo me trajo una flor. El restaurante quería felicitarme por el Día de la Madre”, narró Diana, quien recibió una rosa blanca.
Esa simple acción le causó una “pena profunda” pero también una “satisfacción”, ya que finalmente su familia se dio cuenta de que era su día.
“Terminé llorando en el baño”, confesó, recordando cómo esa mezcla de emociones la llevó a un momento de vulnerabilidad inesperada.
Un relato que toca el corazón
La anécdota de Diana Bolocco nos recuerda que el Día de la Madre no siempre es una celebración perfecta. A veces, las expectativas pueden no cumplirse, pero también nos enseña que las pequeñas sorpresas pueden tener un gran impacto emocional, incluso si llegan tarde.
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