
Este miércoles, Diana Bolocco vivió una jornada cargada de emoción en Plan Perfecto, al recorrer la que fuera la casa de Felipe Camiroaga en Chicureo, un lugar que hoy mantiene viva su esencia.
La visita no fue solo un viaje al pasado. Actualmente, esta parcela de dos hectáreas alberga un hermoso proyecto: hipoterapia gratuita para niñas y niños con TEA (Trastorno del Espectro Autista). Un acto de amor que parece llevar la huella del animador, incluso después de su partida.
Barquillo, el caballo que despidió a un ídolo
Uno de los momentos más conmovedores fue el reencuentro con Barquillo, el caballo que acompañó a Felipe durante sus jornadas de polo. Jorge Camiroaga, padre del animador, recordó que este noble animal también estuvo presente en su funeral.
“Barquillo nos acompañó al cementerio”, dijo con orgullo. A su lado, Soledad Camiroaga detalló que ese día llegaron numerosos huasos, todos montados y con impecable vestimenta, para rendirle homenaje al animador, en una escena digna de película.
La oficina que guarda su historia
Diana también ingresó a la antigua oficina de Felipe, donde su hermana conserva objetos personales, entre ellos, monturas, regalos del público y varios sombreros, que aún cuelgan como testigos silenciosos de su legado.
“Estos gorros los traje de TVN después del accidente… también guardé muchos rosarios que la gente dejó”, contó Soledad, emocionada al mostrar esos detalles que hablan del cariño de todo un país.
Alberta, la halcón que compartió su vida
Pero si algo sorprendió a Diana, fue conocer a Alberta, la halcón que vivió junto a Felipe, literalmente. “Dormía en su pieza, y hasta se duchaba con él”, reveló Soledad, dejando claro que la conexión entre ellos era única.
La visita terminó como empezó: con respeto, nostalgia y una gran dosis de admiración. Porque si algo dejó claro este recorrido, es que la memoria de Felipe Camiroaga no solo vive en los recuerdos, sino también en cada rincón donde alguna vez fue feliz.