En el mundo se estima que alrededor del 10% de la población padece de esta condición y se prevé que haya un aumento de consultas asociadas. Así, también se estima un panorama similar en Chile, que en el último año ha incrementado considerablemente las consultas, según la Sociedad Gastroenteróloga Chilena.
Es en ese contexto que la cantante y actriz, Selena Gómez, nuevamente ha sido centro de críticas respecto de su estado físico, en el cual, según comentarios en redes, se evidenciaba un aumento de peso, esto luego de su última aparición en la alfombra roja del Festival de Cine Francés Americano.
Frente a estas críticas, la ex chica Disney respondió a través de TikTok explicando que su apariencia cambia a menudo, puesto que padece de una condición de Sobrecrecimiento Bacteriano del Intestino Delgado (SIBO, por sus siglas en inglés), que produce hinchazón, dolor y variaciones en su peso.
En general, “el SIBO se caracteriza por el crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado, las cuales normalmente residen en el intestino grueso; sin embargo, estas bacterias migran o proliferan anormalmente en el intestino delgado”, explica Patricia Medvesck, nutricionista de Wellness Technologies. Generando con esto mayor inflamación intestinal, dificultades para metabolizar los alimentos adecuadamente y acumulación de grasas.
Existen múltiples causas que influyen en la aparición del SIBO, comenta la nutricionista, los principales factores de riesgo son: anormalidades estructurales del intestino, uso prolongado de antibióticos que alteran la flora intestinal, enfermedades crónicas como la diabetes o la enfermedad de Crohn y cirugías abdominales previas.
Esta condición presenta múltiples síntomas molestos que afectan a la absorción de nutrientes. Comúnmente se manifiesta hinchazón y distensión abdominal, dolor o malestar abdominal, diarrea o estreñimiento, gases excesivos, fatiga, pérdida de peso involuntaria y deficiencias nutricionales.
Frente al escenario de la actriz y cantante, la incógnita de su recuperación preocupa a más de un habitante. Según el médico general, Matías Cortes, director médico de Mediko, “sí tiene cura. Aproximadamente el 50% de los pacientes tratados con antibióticos se curan. Sin embargo, 40% pueden persistir con síntomas, en cuyos casos hay que buscar terapias más avanzadas o buscar diagnósticos alternativos. Además, no solo hay que tratar las bacterias, sino que también las complicaciones nutricionales del SIBO, como la deficiencia de vitamina B12, vitaminas liposolubles como vitamina D, y déficit de hierro, entre otros”.
Algunos de los tratamientos también se basan en el consumo de probióticos y bacterias “buenas” que regulan y mejoran el ecosistema digestivo de quienes lo padecen. “Ciertas cepas probióticas, como Lactobacillus y Bifidobacterium, tienen efectos antiinflamatorios que ayudan a calmar el revestimiento intestinal y reducir los síntomas de inflamación relacionados con el SIBO. También pueden inhibir el crecimiento de bacterias patógenas, reduciendo la competencia por nutrientes y espacio en el intestino”, agrega Medvesck.
Así también existe una manera de prevenir la aparición del SIBO y tan solo se debe mantener una buena salud gastrointestinal. Pero, ¿cómo se logra esto? Medvesck comenta que se debe tener un buen manejo nutricional, teniendo una dieta rica en verduras, frutas, evitando alimentos dañinos para la microbiota intestinal, como la comida chatarra.