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El prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, el cardenal João Braz de Aviz, confirmó que el Vaticano tenía desde 1943 documentos donde se exponían los abusos sexuales del fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel.

El Vaticano, detalló que el dirigente de uno de los grandes movimientos del catolicismo, fue investigado entre 1956 y 1959, pero no hubo resultados ni respuesta por las amistades que este conservó en las altas esferas de la iglesia, de acuerdo a información de El País.

La investigación fue ordenada por el cardenal Alfredo Ottaviani, entonces el gran inquisidor romano. Maciel había estudiado en la Universidad Pontificia de Comillas, entonces con sede en Cantabria, de donde fue expulsado con alguno de sus compañeros sin que los jesuitas tomasen medidas adicionales. La inspección del Vaticano la supervisó el claretiano vasco y futuro cardenal Arcadio Larraona. Durante ese tiempo, Maciel fue suspendido como superior general, y expulsado de Roma. Larraona envió a sus inspectores al seminario de Ontaneda, entre otros centros. No resolvió nada y Maciel volvió a las andadas.

“No se procesa a un amigo del Papa”, argumentó en 1999 Ratzinger, quien tampoco lo investigó pese a las evidencias depositadas sobre su mesa de presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Santo Oficio de la Inquisición del pasado.

“Quien lo tapó era una mafia, ellos no eran Iglesia”, afirmó Braz en calidad de arzobispo emérito de Brasilia, mientras estuvo en Madrid para clausurar la asamblea general de la Confederación Española de Religiosos.

“Tengo la impresión de que las denuncias de abusos crecerán, porque solo estamos en el inicio. Llevamos 70 años encubriendo, y esto ha sido un tremendo error”, reconoció al ser entrevistado por la revista católica Vida Nueva.

Lo más desconcertante es que el fundador de los Legionarios de Cristo fue presentado durante años por el papa Juan Pablo II como “un guía eficaz de la juventud”, incluso, iba para santo hasta que comenzaron a llegar las denuncias por parte de los seminaristas de los que abusó, y a las que se unieron más tarde las de las mujeres con las que el sacerdote Maciel había tenido hijos,

Contrario a lo esperado, el religioso terminó siendo considerado el mayor depredador de la historia reciente de la Iglesia Católica.

En 2006, Benedicto XVI conminó a Maciel a retirarse a México el resto de su vida, dedicado “a la penitencia y la oración”. Sin embargo, murió en 2008 sin pedir perdón, cuando una comisión de investigación ya había develado sus actividades delictivas y una vida de crápula tolerada por la Iglesia.

El conocimiento público de los escándalos de pederastia en el seno de los Legionarios de Cristo provocó que el Vaticano dictara la llamada “tolerancia cero”, la consigna con que el cardenal alemán Ratzinger ganó el pontificado.

AGENCIA UNO

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